No existe peor espectáculo que el observar a un político aldeano en la decadencia de su carrera y en plena pérdida del poder.
Las escenas que pueden regalar estos hombres y mujeres del círculo pueden ser bastantes bochornosas, patéticas y hasta chuscas.
Mario Marín tal vez sea el ejemplo perfecto de lo que un político en desgracia puede llegar a hacer una vez que el poder se le empieza a escurrir como agua entre las manos.
Tras explotarle en la cara el escándalo de Lydia Cacho que lo inmortalizó como el góber precioso y que metió a su proyecto presidencial en una espiral sin final, Marín Torres se encerró en una burbuja con sus más cercanos colaboradores y vio pasar sus tardes en compañía de incontables botellas de coñac para soportar la realidad de no poder ser nunca la reencarnación de Benito Juárez.
Hoy, Marín pasa sus noches recluido en una celda de un Centro de Reinserción Social en Quintana Roo.
Otro caso que dibuja a la perfección las desventuras de un político en pleno quebranto de su poder es Tony Gali, el exgobernador que intentó por todas las vías mantenerse vigente a tal grado de inventarse un cargo como CEO en Latinoamérica de Smart City, puesto que apenas le duró unas semanas una vez que salieron a la luz todos los dirty business que el morenovallista realizó en la organización de dichos foros.
Gali Fayad pasa sus días prófugo en Woodlands, Houston.
Y qué decir de Claudia Rivera, la exalcaldesa que tras ser aplastada en las elecciones intermedias del 2021 en su caótica aventura reeleccionista encaró la decadencia del poder gastándose todo el dinero del Ayuntamiento de Puebla para dejar sin un solo peso a su precursor, Eduardo Rivera.
Rivera Vivanco hoy busca el cobijo del impresentable Mario Delgado, el vilipendiado líder nacional de Morena, para frenar todas las denuncias penales que se le vienen en su contra por el corruptísimo e ineficiente gobierno municipal que encabezó.
Ver el patético video de Ignacio Mier en el que anuncia las demandas presentadas ante la Fiscalía General de la República en contra del gobernador Miguel Barbosa, del fiscal de Puebla Gilberto Higuera, del senador Alejandro Armenta y del extitular de la UIF Santiago Nieto es la muestra clara de que el inútil coordinador de los diputados federales morenistas está en un caída libre luego de que fue señalado por presuntamente lavar dinero, evadir impuestos y realizar operaciones con recursos de procedencia ilícita en la sonada “Operación Angelópolis”.
No solo eso, Nachitito fue descubierto en sus múltiples negocios al amparo del poder con los impuestos de todos los mexicanos a través de Mizco Consultores, propiedad de su sobrino Moisés Villaverde Mier y Eduardo Izcoa, en contra de quienes ya se habrían obsequiadas sendas órdenes de aprehensiones por los multisonados ORPIS.
En su desesperación y obsesión por lavarse la cara de los delitos que se le imputan y por los que socio Arturo Rueda fue detenido, Mier Velazco no tuvo otra opción más que la de aventar la mierda al ventilador para intentar ensuciar a todos.
Sin más pruebas que su deteriorada y barata palabra, Nachito Mier busca dañar la imagen de Barbosa Huerta en una primera instancia como parte de una burda venganza intestina para rescatar un poco de lo mucho perdido.
El coletazo del inútil Moisés resulta bastante vergonzoso, ya que, una vez más, lo único que confirma es que la investigación realizada por la Unidad Inteligencia Financiera en su contra es real y está vigente.
¿Quién es el abogado que asesora a Ignacio Mier?
Y es que, la denuncia colectiva promovida en contra de Barbosa, Armenta, Higuera y Nieto tuvo que ser por el delito de daño moral y no por revelación de secretos y filtración de documentos a la prensa, en caso de que el expediente por lavado de dinero realizado por la UIF en su contra sea falso.
Nacho Mier en su desesperación perdió de vista que la bola de excremento aventado al ventilador lo está ensuciando aún más, aunque esto parezca imposible.
No cabe duda que Nachito no supera todavía que su sueño guajiro de ser gobernador de Puebla en el 2024 terminó en una verdadera pesadilla.
Ser el segundón de Enrique Doger es un estigma que Mier jamás se podrá quitar, al igual que ser un político inútil y aldeano.
Perder el poder siempre será el peor castigo para un político.
Mier da pena ajena.