“¿Sexo o 1.5 millones de pesos?: así acosaba Eduardo Alcántara, actual diputado poblano”, es el durísimo titular con la que el influyente portal de noticias La Silla Rota narró los hechos que regresaron al diputado local a su verdadero sitio en la historia de la política poblana.
El karma alcanzó al iluso soñador que tenía la mira puesta en el Charlie Hall.
Ahora que Alcántara fue inscrito de manera irrevocable en el padrón de violentadores de género por el caso de acoso sexual, hostigamiento y amenazas en contra de Erika de la Vega, con lo que estará inhabilitado hasta el 2026 para ocupar un cargo público, de representación popular o de mayoría relativa, no está de más recordar quién fue su principal mentor y protector, pues Genoveva Huerta no fue la única en empoderar al vergonzante diputado local del PAN.
Si bien Huerta Villegas fue una de las principales promotoras y benefactoras de Alcántara Montiel durante su gestión como lideresa estatal de Acción Nacional, quien verdaderamente hizo ‘crecer’ al legislador fue Fernando Manzanilla, ahora coordinador de la desbocada precampaña de Ignacio Mier.
No podemos perder de vista que fue Manzanilla Prieto, quien codirigió al panismo poblano junto con “La Jefa Geno” del 2018 al 2021, y que era, precisamente, Eduardo Alcántara el que velaba por los intereses del exsecretario de Gobernación al interior de Acción Nacional, partido con el que Fernando intentó regresar al poder en el 2024, pero que fracasó ante la férrea defensa que hizo Eduardo Rivera y su grupo político en la última interna de hace dos años.
Para nadie es un secreto la triada que conformaron Huerta, Manzanilla y Alcántara, la cual fue expuesta y muy bien documentada por este reportero y también por los periodistas Ricardo Morales, Arturo Luna y Fermín Alejandro García, quienes dimos cuentas puntuales de todos los acuerdos, negocios y conspiraciones que estos personajes protagonizaron en contra del exgobernador Miguel Barbosa, del hoy alcalde Puebla, Lalo Rivera, y de otros militantes del PAN como Pablo Montiel, Amparo Acuña, Jesús Zaldivar, Lupita Arrubarrena, Mary Blanco, entre otros.
De hecho, fue Eduardo Alcántara quien convenció a la exlideresa panista de arremeter en contra de quien esto escribe y de tres colegas más ante el IEE al denunciarnos por violencia política con razón de género.
Las vueltas que dan la vida.
Y es que, Fernando Manzanilla, tras ser defenestrado de Morena en la era barbosista, intentó apoderarse del PAN en Puebla con la complacencia de Genoveva Huerta para construir un inverosímil proyecto político que encabezaría la hoy diputada federal, quien ocupa de manera irregular una curul plurinominal destinada para una persona de orígenes indígenas, para la sucesión en marcha.
Manzanilla Prieto vio la tendencia negativa de la marca lopezobradorista en la entidad y por eso buscó secuestrar al panismo poblano con miras al 2024, pero vio frustrados de manera definitiva sus planeas cuando Huerta Villegas y Clemente Gómez, hoy subordinado de Nacho Mier, buscaron reelegirse por tres años más en la dirigencia estatal, que al final perdieron contra Augusta Díaz de Rivera y Marcos Castro, quienes eran los candidatos de Rivera Pérez y sus aliados.
Dos años antes, Fernando Manzanilla, aún como secretario de Gobernación del gobierno de Barbosa, intentó enquistarse en el Comité Directivo Municipal del PAN en Puebla capital al impulsar al hoy violentador Eduardo Alcántara como dirigente, pero también fue vencido en dicha interna por Jesús Zaldivar, quien dejó en ridículo al diputado local en dichas votaciones.
Tras su fracaso en Acción Nacional no tuvo más remedio que buscar cabida en el equipo de Mier Velazco, sin embargo, su paso en el partido albiazul fue bastante notorio y de todos conocido.
Alcántara Montiel siempre fue parte de la avanzada de Fernando Manzanilla en el panismo poblano.
Eso es innegable.
Por supuesto que Genoveva Huerta tiene una gran responsabilidad de los atropellos, abusos y excesos de Eduardo Alcántara, quien se enfermó de poder y se creyó intocable, por encubrir a su asesor de cabecera, tampoco se puede dejar de señalar a Fernando Manzanilla como su padrino político y mentor.
Tanto Huerta Villegas como Alcántara Montiel, quienes –como muchos simuladores– se envolvieron en la bandera de género, tendrán que cargar una pesada loza como lo es la violencia política por el resto de sus vidas políticas y es casi un hecho que estarán fuera del 2024.
La pesadilla para ambos apenas inicia, pues ahora vendrá también lo judicial, instancia en la que Erika de la Vega amplió el alcance de su denuncia por el acoso sexual que sufrió por parte del este y el encubrimiento de la otra.
Todo en esta vida se regresa.
Karma is a bitch.