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La noche que le habría costado la vida a Liliana Lozada

2historias reportero

Una versión sobre la noche del sórdido feminicidio de Liliana Lozada que comenzó a circular entre los grupos de Whatsapp de la clase alta de Puebla demuestra lo que muchos hemos venido señalado como una brutal descomposición social en el estado.

Es cierto, en Puebla los demonios están sueltos.

En una reciente entrega emití un cuestionamiento sobre qué nos pasó como sociedad para llegar a macabros casos como el del bebé Tadeo, la pequeña María Isabel, de Zoquitlán; o el de Liliana Lozada.

En esta descomposición cabemos todos.

Desde la mañana de este martes, la cuenta de Instagram “Sororidad Puebla” evidenció y comprobó la podredumbre por la que atraviesa la entidad al exhibir capturas de pantallas de conversaciones en las que un grupo anónimo de tipejos extorsionan a jóvenes poblanas a quienes le piden fotografías desnudas, para después mandarlas a un grupo de enfermos y degenerados, a cambio de no publicar videos personales.

¿Acaso esto no es una sociedad enferma?

¿Hasta dónde las autoridades, en sus tres órdenes de gobierno, pueden prevenir este tipo de violencias y abusos?

¿En dónde están los padres de estos pervertidos y delincuentes que ahora intimidan, amenazan y acosan a jovencitas en Puebla?

El feminicidio de Liliana Lozada podría detonar un verdadero escándalo en la sociedad poblana, que ya muchos saben.

Lo que es un secreto a voces, el exceso de las fiestas que jóvenes y adultos jóvenes están organizando en casas que rentan en Atlixco y sus municipios vecinos para los fines de semana, pronto podría dejarlo de ser.

Y es que, estos encuentros de “secret location”, que nacieron en plena Pandemia para eludir los operativos de Protección Civil durante el confinamiento por el Covid-19, dejaron de ser simples reuniones en donde se consumía alcohol para convertirse en verdaderos bacanales en los que se podría ingerir cualquier tipo de droga y tener encuentros sexuales de todo tipo.

La discreción y la clandestinidad eran sus amparos.

La historia del feminicidio de Liliana Lozada podría apuntar hacia esta dirección, pues la joven habría sido invitada o solicitada para llegar a una de estas fiestas que habría sido celebrada en una lujosa residencia de descanso en el Campestre Tenextepec, último lugar en donde fue vista con vida la joven que se dedicada al modelaje y maquillaje.

Tenextepec es el nuevo punto para llevar a cabo estas fiestas descontroladas por su falta de vigilancia, estrictos controles de acceso y fuertes reglamentos internos como sucede en otros fraccionamientos de la zona como El Carmen, El Cristo, La Esmeralda o La Alfonsina.

Ver: ¿Qué nos pasó, Puebla?

Diferentes medios de comunicación detallaron que Lili fue contactada por un “asesor financiero”, quien ahora está prófugo tras ser interrogado por la FGE, para trabajar como edecán en un evento social en la localidad del Valle de Atlixco.

“Al ser uno de los sospechosos, el cliente fue detenido por las autoridades y liberado al demostrar con pruebas que, si bien solicitó el servicio de la modelo, también pagó y se retiró del lugar del encuentro, pues evidenció que supuestamente no tuvo que ver en la desaparición de la mujer”, informó Diario CAMBIO.

Pero la verdadera historia sería que este sujeto del que hoy se desconoce su paradero fue el gestor de las invitadas a una fiesta, como muchas de las que se hacen en Atlixco, que inició desde el 31 de diciembre del 2021 y que se prolongó hasta el 3 de enero.

Por las versiones que circulan en chats y a las que este reportero tuvo acceso, en este encuentro participaron jóvenes pertenecientes a familias de renombre en Puebla, quienes habrían consumido drogas y alcohol sin control como parte de los festejos de Año Nuevo.

La especie apunta a que Liliana Lozada pudo ser obligada a ingerir estas sustancias hasta que pudo morir por una sobredosis o que fue víctima de la violencia de algunos de los participantes de ese festejo orillado por el exceso de estupefacientes y licor.

La ubicación en donde fue localizado el cuerpo sin vida de la joven modelo revela mucho, ya que habla de una persona que conocía toda la zona de Atlixco y sus municipios vecinos.

El cadáver fue hallado en la Hacienda de San Miguel Acocotla, en Huaquechula, a 13 kilómetros de Tenextepec. Quienes se deshicieron del cuerpo sin vida de Lili tuvieron que viajar por casi media hora en auto para llegar a dicho recinto en ruinas y ahí abandonarla.

Es decir, ubicaban a la perfección este lugar.

Esta podría ser parte de la historia de la noche en la que Liliana Lozada perdió la vida.

Un feminicidio más en Puebla.

Lamentablemente, una cifra más.

¿Alguien se atreve a negar que en el estado existe una severa descomposición social?

Los mezquinos seguirán apuntando al gobierno, sin lugar a dudas.

Leer: A limpiar la SSP
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