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La oposición no quiere la vacuna en Puebla

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Por: Gerardo Ruiz / @GerardoRuizInc

Al fin, una pequeña, tenue, luz de esperanza llegó a Puebla para superar la pandemia del Coronavirus.

La vacuna de la esperanza ya llegó a Puebla.

Este miércoles, decenas de médicos, enfermeros y especialistas fueron vacunados con la solución desarrollada por Pzifer BioNTech.

Nuestro ejército blanco poblano, conformado por 10 mil trabajadores del sector Salud, estará completamente vacunado este viernes para seguir en la primera línea de acción en esta batalla contra el Covid-19.

Después, vendrá el turno de los maestros y los adultos mayores.

A pesar del halo de esperanza que representa la vacuna contra el virus el virus SARS-CoV-2 existen algunos mezquinos que prefieren que la medicina no haya llegado a territorio poblano.

La mezquindad de la oposición aldeana ya no sorprende.

Tras el arribo del primer bloque de vacunas para los doctores y enfermeros de los hospitales públicos de la entidad, locales y federales, la enana oposición, que la integra el bodrio del PRIANRD, ya comenzó con sus gritos y sus pataletas para justificar su falta de altura y capacidad para mostrarse como una segunda vía a la Cuarta Transformación.

La oposición ya encontró en la campaña de vacunación contra el Coronavirus su pretexto perfecto para justificar su inminente fracaso en el proceso electoral de junio próximo.

Si la inverosímil alianza entre el PAN, PRI y PRD pierde la alcaldía de Puebla, y los principales Ayuntamientos de la zona metropolitana pondrán como pretexto que Morena utilizó a la vacuna como producto electoral para ganar votos.

Si el tenebroso “Va por Puebla” no consigue ganar la mayoría en el Congreso del estado también encontraron en la campaña de vacunación su salida para no aceptar la culpa de sus desastrosas dirigencias que sólo buscan recuperar el poder por el poder y no el bienestar de los poblanos.

La oposición ya se está curando en salud.

O, mejor dicho, el PRIANRD no quiere que la salud llegue a Puebla.

Y es que, la vacuna no sólo es contra el Covid, también lo es en contra de la clase política que saqueó a Puebla la última década y que ahora busca desesperadamente regresar al poder.

De hecho, Genoveva Huerta (¿Quién si no ella?) ya dio visos de lo que será su estrategia para justificar la catástrofe que se le avecina al PAN el 6 de junio próximo.

A través de su cuenta oficial de Twitter, la lideresa estatal del albiazul comenzó con sus gritos sordos y sus pataletas en contra de los líderes de la 4T poblana, quienes celebraron la llegada de la vacuna de la esperanza al estado.

Huerta Villegas, quien es experta en lucrar con la tragedia, como la muerte de los Moreno Valle, y en sacar raja política de todo, exigió, desde su posición de poder, no politizar la campaña de vacunación en Puebla.

¿Acaso la lideresa panista ya olvidó los tinacos azules, las pantallas planas de Peña Nieto, los fertilizantes y las tractocamiones de utilería del morenovallismo, los créditos a la palabra de Martha Erika Alonso?

Eso sí era lucrar con la necesidad de la gente y sacar raja política.

“La Jefa Geno” sabe perfecto que la vacuna es el pretexto perfecto para justificar la derrota en los comicios intermedios de junio próximo.

La vacuna contra el Covid será el salvavidas de Genoveva Huerta para quitarse toda la culpa ante su desastrosa gestión al frente del CDE del PAN, el cual ya tiene incendiado por sus aires dictatoriales y su gandallismo sin control.

Está claro, Huerta, y el resto de los líderes del PRIANRD, prefieren que los muertos y los contagios de Covid sigan en aumento en Puebla antes de que la vacuna sea aplicada en el estado.

Mientras algunos comenzamos a ver la luz al final del túnel, otros, como la marginal oposición, siguen atorados en ese túnel oscuro.

La mezquindad es su modus vivendi.

No dan para más.

La oposición prefiere que la pandemia siga otro año.

No entienden que la vacunación global y los tiempos electorales del país son una coincidencia.

Ellos quieren que el Coronavirus siga viviendo entre nosotros.

A eso le rezan.

Cuánta mediocridad, señores.

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