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Las olvidadas

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Hace ya varios meses que las políticas públicas dedicadas a la atención de la violencia contra las mujeres dejaron de ser prioridad para el Gobierno Estatal. Titulares han ido y venido solo para ir descuartizando las unidades que, en los inicios de la administración, se encargaban de diseñar protocolos para la prevención de la violencia de género y para la atención sensible de las víctimas, así como de acompañar a quienes desearan llevar su caso a las instancias de impartición de justicia.

Existían acuerdos interinstitucionales que permitían una atención más eficaz de casos urgentes y también jornadas de capacitación para las instituciones y las instancias involucradas en todas las regiones del Estado. Pero todo este trabajo poco importa para quienes solo les preocupa la lucha entre partidos políticos que no hacen más que drenar dinero de nuestros impuestos para comer en los mejores restaurantes y comprarse sus ropitas caras para los eventos en los que se dedican a lamerse las botas unos a otros.

Es triste ver cómo la garantía de nuestros derechos fundamentales siguen dependiendo totalmente de la lucha de egos entre las minorías que se encuentran en el poder, el que entra solo busca limpiar el rastro del anterior sin siquiera considerar lo que funciona de verdad para la ciudadanía. Una muestra de ello es la Secretaría de Igualdad Sustantiva que se creó, supuestamente, para atender la Alerta de Género declarada en 2019 en Puebla, pero que no ha sido más que una simulación para no estar bajo la lupa de la Federación.

La semana pasada, en su comparecencia ante el Congreso local, la titular de la Secretaría de Igualdad Sustantiva informó que esta dependencia no recibió apoyo federal para atender dicha Alerta. Evidentemente, se cuestionó la razón por la cual este apoyo no había llegado al Estado en esta ocasión y aunque intentó salvar su discurso diciendo que, pese a no tener el recurso, la institución siguió llevando a cabo su labor, la Secretaria afirmó que su último informe fue subido a plataforma en enero del año pasado, aun cuando la Federación pide que se informe de los avances cada seis meses.

Y ¿qué hicieron durante todo este tiempo? Pues, como sucede en todas las administraciones que quieren barrer con personal heredado, empezar a “mover” a cada elemento perteneciente a la Unidad de Atención Inmediata a las Mujeres (UDAIM) hacia otras instancias del Gobierno y presionar al resto para que renunciara por “voluntad propia”, no sin antes pedirles capacitar a los nuevos integrantes: personas con un perfil “ideal” para cumplir con las labores quienes, aunque sin experiencia, cuentan con la venia del gobierno en turno. Todo esto, obviamente, bajo la promesa de fortalecer la institución y, sobre todo, de atender de manera óptima la problemática de la violencia contra las mujeres.

Resulta que este flamante grupo que, a decir de un boletín incompleto que aún puede encontrarse en la página oficial de la Secretaría implementó un modelo de atención único a nivel nacional, lleva más de un año cambiando de cabeza y de elementos, pues la Secretaría de Igualdad Sustantiva sirve para decir “te pongo aquí en lo que te encuentro algo mejor”, y en pleno periodo de pre campañas electorales lo que menos importa es atender a la ciudadanía, no, lo más importante es llenar los padrones para no perder el registro en el INE y ver de dónde demonios se va a sacar el dinero que ya no se les va a bajar a los partidos políticos. La violencia contra la mujer qué.

Por eso, cuando le preguntaron a la titular cuántas medidas se habían cumplido y por qué su portal está desactualizado, no supo qué decir. Ni modo que dijera que hace más de un año que no viajan a las comunidades para sensibilizar al personal de Seguridad Pública en temas de violencia de género, o que ya ni siquiera responden sus teléfonos porque no hay quién atienda o acompañe a las víctimas para levantar una denuncia. Hace mucho tiempo que la Secretaría de Igualdad Sustantiva se ha convertido en una institución fantasma que no sirve ni para el desahogo de la ciudadanía y, mientras tanto, las mujeres poblanas seguimos en el olvido.

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