Pocas son las personas capaces de ver la inminente ruptura a la que Morena en Puebla se está encaminando como consecuencia del proceso interno del que saldrá el o la abanderada del partido para las elecciones del 2024.
Sus consecuencias, sobra decirlo, serán bastante graves para las aspiraciones del proyecto de continuidad para la Cuarta Transformación en la entidad.
Son varios los periodistas y analistas políticos que prevén un choque de trenes entre los tres principales aspirantes hombres del Movimiento Regeneración Nacional para convertirse en el candidato al gobierno del estado: Alejandro Armenta, Julio Huerta e Ignacio Mier.
Hasta ahora, no existe un solo indicio de que entre esta triada de perfiles pueda existir algún tipo de acuerdo o negociación para que los dos que no resulten ungidos como el candidato al gobierno de Puebla se sumen al que elegido o acepten alguna posición a cambio de adherir su capital político y estructura al vencedor de la interna morenista.
Para nadie es un secreto las abiertas y antiquísimas diferencias que existen entre los primos Mier, Alejandro Armenta Mier y Moisés Ignacio Armenta Mier, quienes se perfilan como los dos aspirantes más adelantados para representar al Movimiento Regeneración Nacional en los comicios del próximo año, las cuales terminarán, de manera inevitable, es una peligrosísima división.
Lo mismo sucede con Julio Huerta, a quien tampoco se le ve ninguna intención de levantarle el brazo a Armenta o a Mier, en caso de que no sea designado como el abanderado del lopezobradorismo en Puebla.
Esta historia de conspiraciones y deslealtades ya la vimos en el 2018, cuando Miguel Barbosa, a la sazón candidato de Morena al gobierno del estado, sufrió en carne propia la traición de sus compañeros de partido quienes en público “lo apoyaban”, pero en privado jugaban para Rafael Moreno Valle y Martha Erika Alonso.
Barbosa Huerta es el ejemplo perfecto del canibalismo que hoy está tan presente en Morena.
La cubeta llena de cangrejos.
Aunque a nivel nacional se habla mucho los “premios de consolación” que recibirán Marcelo Ebrard, Adán Augusto López y Ricardo Monreal, una vez que Claudia Sheinbaum sea ungida como la candidata a la presidencia de la República, la realidad es que en Puebla luce imposible que se pueda repetir esta “operación cicatriz”.
Las especies apuntan a que Ebrard, Adán Augusto y Monreal podrían recibir como “premio de consolación”, la presidencia del Senado o de la Cámara de Diputados, las secretarias de Gobernación o de Economía, o la candidatura al gobierno de la Ciudad de México.
Las medicinas para los heridos lucen suficientes.
En Puebla el escenario no luce para nada similar.
Mucho se ha escrito de que la candidatura a la alcaldía de Puebla está ya muy perfilada para un hombre que podría ser Rodrigo Abdala o Pepe Chedraui, quienes son los perfiles con más posibilidades para representar a la 4T en la Angelópolis gracias al respaldo de sus padrinos Manuel Bartlett, en caso del primero; y el gobernador Sergio Salomón Céspedes, para el segundo.
Esto implica que la candidatura al Senado de la República, sí o sí, recaerá en una mujer para que sea ella la que encabece la fórmula de la alianza Juntos Haremos Historia a la Cámara alta.
Además, se debe considerar que en el 2018 esta posición le correspondió al Partido del Trabajo, como parte del acuerdo de alianza con Morena, por lo que se perfila a que esta posición sea para Lizeth Sánchez, quien alzó la mano para ser candidata al gobierno del estado.
En un escenario de política ficción en el que Nacho Mier sea electo como el abanderado de Morena luce poco probable que Alejandro Armenta o Julio Huerta acepten como “premio de consolación” la candidatura al Senado en el segundo lugar de la fórmula con el riesgo de no tener seguro un escaño.
Tampoco suena lógico que si Armenta salga vencedor de la interna morenista Mier o Huerta acepten la primera diputación plurinominal al Congreso del estado para que sean ellos los líderes de la bancada del partido marrón, pues sabemos que esta posición es para algún incondicional del gobernador en turno quien le garantice total lealtad y cuidar sus espaldas en el Legislativo local.
Otra proyección que no suena probable es que si Julio Huerta es designado como candidato difícilmente dará cabida en su gabinete a Mier o a Armenta, quienes tampoco creo que acepten una cartera en el Ejecutivo poblano como negociación o acuerdo.
En la interna de Morena habrá muchos heridos y pocas medicinas.

Es un secreto a voces que ni Armenta ni Nacho Mier quieren que el uno o el otro sea el candidato de Morena y harán todo lo posible para que esto no suceda.
¿Quién será capaz de capitalizar la inminente ruptura del lopezobradorismo en Puebla?
Su nombre lo conocemos todos y su despacho está en el Charlie Hall.
El mismo juego del 2018.
Pragmatismo en su más pura esencia.