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No, señora Claudia Rivera, no es “violencia de género”, es corrupción e impunidad de su gobierno

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Por: Gerardo Ruiz / @GerardoRuizInc

Claudia Rivera escogió la salida más fácil para justificar la corrupción, ineficiencia y nepotismo de su gobierno municipal: la violencia política de género.

Acuerpada por las mujeres que sobreviven en la Nave de los Locos, que se ha convertido la Comuna capitalina, Rivera Vivanco la mañana de este lunes ofreció una rueda de prensa que pasará a la historia como una de las más desafortunadas en la historia de Angelópolis.

Nerviosísima, encogida en hombros y errática, la alcaldesa poblana leyó un incoherente comunicado para sentenciar que su gestión municipal es cuestionada y criticada con dureza y agresividad por su condición de mujer.

“Se han recibido una serie de señalamientos infundados de descalificaciones una serie de calumnias que todos han podido observar. Todas estas prácticas de una política tradicional, de una política machista de un sistema patriarcal, es lo que hemos combatiendo y esto antes de estar en esta posición, por lo que desde antes hemos buscado reconocer a todas las mujeres y hombres que lucharon para que nosotras llegáramos a estos espacios”.

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La falsedad de las palabras de Rivera queda demostrada en el vacío que las verdaderas activistas feministas en Puebla le hicieron a la alcaldesa, quienes ya no soportan las doble moral de la edil.

Entre tumbos, tartamudeando y con una oratoria lamentable, Claudia Rivera utilizó palabras como “infamias”, “calumnias” (“calumnas”, al decir de la ex analista del INEGI) y “mentiras” para justificar los actos de corrupción, nepotismo, desvío de recursos públicos, tráfico de influencias y abusos de autoridad documentados por diferentes medios de comunicación a quien acusó de violentadores de género para no reconocer el fracaso de su gestión.

La activista metida en alcaldesa de la Angelópolis dejó en evidencia su tolerancia de cristal.

Por peteneras, la edil prefirió escudarse en la violencia de género para negar que es una de las peores presidentas municipales del país, que más del 85% reprueba a su gobierno y que sólo el 10% de los electores en la capital apoyan su reelección.

Todas las calificaciones negativas, los indicadores reprobatorios y los reportajes y columnas que evidencian la corrupción inagotable de su administración son culpas de los machos y del sistema patriarcal de México.

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A Rivera Vivanco habrá que recordarle que la prensa poblana, con vicios o no, ha sido férrea y agresiva para criticar a los gobernantes en turno. Así sucedió con Mario Marín, Enrique Doger, Blanca Alcalá, Rafael Moreno Valle, Tony, Luis Banck, y hasta con Martha Erika Alonso, sin distinción de género.

La susceptible presidenta municipal, quien no hubiera soportado ni un día puestas las zapatillas de Blanca Alcalá, se equivoca si pensaba que por su condición de mujer sería juzgada de manera laxa o lambiscona ante los constantes escándalos de su deficiente Ayuntamiento.

En medio de una de sus peores crisis, Rivera Vivanco salió por la puerta más fácil: su condición de mujer.

Y es que, para la alcaldesa poblana es más fácil decir que todo se trata de violencia política de género antes que solucionar de tajo todos los graves problemas por los que atraviesa su gobierno municipal.

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Para Claudia Rivera es mejor señalar de machos y misóginos antes que reconocer que su hermana Mayte, al frente del DIF municipal, hizo el negocio de su vida con el escándalo de las despensas.

La presidenta municipal prefiere envolverse en la bandera de la violencia de género que despedir y denunciar penalmente a un presunto acosador sexual como lo es Andrés García Viveros, su mano derecha y el poder detrás del trono.

¿Acaso Rivera Vivanco ya olvidó que, desde su gobierno municipal, se emprendió una campaña de odio en contra de Yasmín Flores, ex consejera jurídica del Ayuntamiento de Puebla, a quien se le pidió “tener un carácter de hombre”?

¿La presidenta municipal tampoco recuerda la vileza con la que trató a Beatriz Martínez, ex titular de Desarrollo Urbano municipal, quien fue despedida injustificadamente tras revelarse el escándalo de moches al interior de la Comuna capitalina?

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¿Por qué Claudia no se puso del lado de Magda Karina, la chica que presuntamente fue acosada por García Viveros, a quien prefirió creerle antes que a una mujer como ella?

¿Tan rápido la alcaldesa ya está sufriendo de amnesia selectiva?

El doble discurso con el que se maneja Claudia Rivera y su gobierno municipal ya raya en el cinismo crónico.

No, señora Claudia Rivera, no es “violencia de género”, es corrupción e impunidad de su gobierno municipal.

Ya deje ese discurso simplón y ponga orden en su nave de los locos, por favor.

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