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Sumas y restas para la elección del 2024

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El gobernador Sergio Salomón Céspedes ha resumido con una frase el camino para la designación del que será el o la candidata de Morena para las elecciones del 2024: “no se trata de saber quién quiere, sino, quién puede.

No existe un solo poblano que no quiera ser gobernador de su estado.

La pandemia de destapes en el Movimiento Regeneración Nacional, unos de risa loca y otros que parecen chistes mal contados, demuestra que en el partido lopezobradorista todos, absolutamente todos, quieren recibir la estafeta de Céspedes Peregrina sin importar que sus primeras aventuras en la administración pública resultaron un fracaso o que nunca han ganado un cargo bajo el voto popular.

¿Quién quiere y quién puede en Morena?

El nuevo derrotero trazado por Andrés Manuel López Obrador para su sucesión en el que busca “arrasar” –sin ir en la boleta– los comicios del próximo año con una mayoría del 66% de la votación y traducir esto en una mayoría calificada en el Congreso de la Unión, resulta una empresa para nada fácil para su partido, su abanderada presidencial, sus nueve candidatos a gobernadores y su ejército de aspirantes a la Cámara de Diputados y al Senado de la República.

Al menos en Puebla, la encomienda del presidente de la República no luce sencilla, ya que las últimas dos elecciones ordinarias, la del 2018 y la del 2021, en las que Morena ya participó como un partido competitivo, la diferencia no fue mayor a los 100 mil votos entre las dos grandes fuerzas políticas que existen hoy en la entidad, Juntos Haremos Historia y Va por México.

Más allá de las cuentas alegres y que Morena, como es obvio, es el partido hegemónico a nivel nacional, los históricos de votación de todos los partidos políticos son claros y evidencian que los pronósticos del residente de Palacio Nacional son más que aventurados, por no decir, imposibles de cumplir.

Las elecciones, al menos en el sistema democrático de México, son el resultado de sumas y restas para alcanzar las cifras para ganar los gobiernos federal y los estatales.

En Puebla, el número mágico a alcanzar es el millón y cien mil votos para que el triunfo en las urnas en la jornada electoral del primer domingo de junio del 2024 sea irrefutable.

En Morena, hoy por hoy, solo existe una estructura, la del gobierno del estado, que se acerca a esa cifra.

No por nada, López Obrador durante la renovación de los consejos estatales y el nacional de Morena dejó que sus gobernadores se metieran de cuerpo completo en las internas para tener el control a nivel local del partido y con ello, la operación electoral para el proceso del 2024.

En la actualidad, esa estructura pertenece a Sergio Salomón, quien tiene ya bien definidos a sus alfiles con los que peleará y buscará influir en su sucesión, Julio Huerta y Olivia Salomón.

La deserción de María Luisa Albores, la titular de la Semarnat que aspiró a abanderar a Morena en Puebla el próximo año, es una muestra clara que en la carrera interna del partido marrón existen perfiles que quieren, pero no pueden.

A la baja de la secretaría federal de Medio Ambiente se irán sumando poco a poco otros y otras aspirantes morenistas que ya alzaron la mano para pelear por la postulación, pero que no tienen ninguna posibilidad de que sean ungidos como la o el candidato que representará a las siglas y colores del Movimiento lopezobradorista en los próximos comicios.

Los números y los porcentajes obligaron a Albores González a claudicar.

Otros aspirantes con niveles de conocimiento paupérrimos o negativos irrevertibles deberían seguir su ejemplo.

¿Por qué en Puebla la elección del próximo gobernador o gobernadora pinta para ser bastante cerrada a pesar de los deseos de AMLO?

Sencillo: la elección del 2024 en la entidad poblana se definirá por menos de cien mil votos.

O al menos eso dicen los históricos de votación a los que habrá que sumar, invariablemente, el altísimo voto de castigo que los poblanos harán en contra de Morena y López Obrador.

En el 2018, Martha Erika Alonso y toda la maquinaria morenovallista, financiera, política y electoral, apenas pudieron “ganar” la elección de ese año con una diferencia de 150 mil votos, al obtener un millón 153 mil sufragios, por el millón 31 mil que logró Miguel Barbosa, quien aprovechó de manera puntual la ola lopezobradorista.

Para la intermedia del 2021 en Puebla y ya con el primer esbozo del voto de castigo contra Morena como partido en el poder, la fuerza del partido de AMLO cayó en su votación de manera drástica al perder la capital, la zona metropolitana y algunas cabeceras importantes, ya que en la votación de las 217 alcaldías el ensayo del bloque opositor conformado por el PAN, PRI y PRD obtuvieron en conjunto un millón 34 mil votos, ciento sesenta y nueve mil más que los alcanzados por Morena, PT y PVEM que registraron 864 mil 500.

Pero en estos comicios que renovaron los ayuntamientos y el Congreso del estado sucedió algo raro, ya que la alianza Juntos Haremos Historia en el cómputo final de los votos de los 26 distritos locales logró un millón 72 mil sufragios, ciento sesenta y un mil menos que Va por Puebla, que sumó 910 mil.

¿Tendrán Alejandro Armenta o Ignacio Mier las estructuras y arrastre para alcanzar el millón y cien mil votos que se necesitan para ganar la elección?

Armenta Mier presume como carta de presentación que en la elección del 2018 cuando compitió por un escaño en el Senado como primera fórmula de Morena, junto con Nancy de la Sierra, logró el millón de votos, pero en buena medida se debió al fenómeno llamado Andrés Manuel López Obrador.

Por su parte, Nacho Mier, quien jamás ha ganado una elección popular, ha fracasado en todos sus intentos para medirse como un aspirante competitivo de Morena a pesar de contar con operadores disfrazados de siervos de nación como César Addi Sánchez, Joshue Uriel Figueroa Blázquez, Hermilio Gómez Castillo o Gissell Santander Soto, quienes fueron arrasados en la interna del partido del año pasado.

Mier Velazco y su equipo tampoco dieron resultados en la consulta de revocación de mandato en Puebla, la cual fue operada por el barbosismo, que tuvo como comandantes a Sergio Salomón y a Julio Huerta, quienes lograron sumar a la causa de AMLO un millón de votos a favor de su continuidad.

En la alianza Va por Puebla tienen claro que Eduardo Rivera es el perfil que más acerca a este bloque al número mágico para ganar la elección del 2024.

¿En Morena también lo tendrán claro?

Si López Obrador quiere “arrasar” en su sucesión que saque la calculadora.

¿Quién quiere y quién puede?

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