El derrotero de la segunda mitad del gobierno de Miguel Barbosa sigue marcándose conforme finaliza el presente año.
Justo en una semana en la que mucho se ha especulado sobre el primer desencuentro entre el mandatario poblano y el acalde Eduardo Rivera por la discusión y votación del DAP en el Congreso del estado, Barbosa Huerta mostró otra vez la sincronía y el trabajo coordinado que tiene como prioridad con el edil de la Angelópolis.
Nada ha cambiado.
Para los analistas políticos y para la comentócratas, la presencia de Rivera Pérez en la presentación de los trabajos de remodelación del Mercado del Alto por parte de la administración barbosista; así como la asistencia del gobernador en el banderazo de inicio del programa “1000 Calles”, fue la “pinche señal” para que el cobro de Derecho de Alumbrado Público consiga el aval por la mayoría de Morena en el Legislativo local para ser incluido en la Ley de Ingresos 2022 del municipio de Puebla.
En política, forma es fondo.
¿Qué habría pasado si Lalo Rivera se hubiera sido convocado al arranque de las obras en El Alto o si Miguel Barbosa se hubiera ausentado o mandado a un representante a la exposición del programa que dio inicio en Villa Frontera?
Sin lugar a dudas, los comentarios serían otros este miércoles.
La lectura de la relación entre Barbosa y Rivera va más allá que la simple disputa por el DAP, su discusión en el Pleno del Congreso del estado y si los legisladores morenistas se van a sumar a los del PRIAN para sacar adelante la propuesta de la alcaldía lalista, ya que la coordinación entre ambos es la ruta con la que el mandatario poblano está comprometido no solo para “corregir el rumbo” de la capital, sino para que “Reviva Puebla”.
Y es que, el lema de Barbosa Huerta, como ya lo hemos comentado en otras entregas, es un compromiso incansable que se planteó, pero para el que necesita de todos los sectores en la entidad.
Desde los empresarios, con los que ha tenido diferentes idas y venidas; de los académicos, con quienes tampoco tiene la mejor relación; y con todos los 217 alcaldes, los legisladores que representan a la entidad en el Congreso de la Unión y los 41 diputados locales. Todos tienen algo que aportar para que “Reviva Puebla”.
Hábil con el discurso y las palabras, este martes el gobernador del estado dejó otra frase para el análisis.
“Vamos juntos por Puebla”.
¿Qué implica esta nueva rúbrica de Barbosa Huerta?
El propio mandatario lo explicó minutos más tarde durante su intervención en el acto antes mencionado al norte de la capital para el que se destinarán 230 millones aportados por los tres órdenes de gobierno.
Miguel Barbosa sentenció que su administración trabaja y apoya a los municipios sin distingos partidistas.
Para nadie es un secreto que el gobernador emanado de Morena se siente mucho más cómodo trabajando hombro a hombro con el edil de Puebla, enrolado en las filas del PAN.
El estado y la capital está por encima de las filias y las fobias tras tres años tirados a la basura.
Un dato más también es de resaltar en la simbólica reunión de ayer.
El gobierno estatal cerrará el año con una inversión de mil 300 millones de pesos, los cuales servirán para obras de construcción de carreteras, caminos, puentes y bulevares, y la reconstrucción de hospitales en todo el estado.
Atrás quedaron los infames tiempos en los que los principales proyectos de infraestructura solo se realizan en la Angelópolis y la zona metropolitana para el lucimiento individual del siniestro Rafael Moreno Valle. También ya se erradicaron las prácticas de chantajear las obras en el interior del estado a cambio de la rentabilidad electoral.
“Vamos juntos por Puebla”, no solo es una convocatoria sino una proposición real para que la entidad pueda componer el rumbo tras años de una turbulencia permanente.
El derrotero del segundo año del gobierno de Barbosa está más que claro.
Algo es seguro: habrá algunos ciegos que aún se nieguen a ver lo evidente.
Del “Que Reviva Puebla” al “Vamos Juntos por Puebla”.
Contundente.