Ante la incapacidad de reconocer que el fútbol mexicano está sobrevalorado, que la forma en la que se juega el torneo local ha terminado por estancarlo, siempre buscamos un culpable, alguien a quien echarle todas las culpas.
No pretendo hacer una defensa de Gerardo ‘Tata’ Martino a quien ni siquiera tengo el gusto de conocer, reconozco que forma parte de la debacle del equipo mexicano aún y cuando lo respalda un 67% de efectividad en la obtención de puntos durante su estadía al frente del seleccionado mexicano, un proceso que a decir verdad, se le fue diluyendo con el paso del tiempo y donde la soberbia y necedad terminaron por ponerlo, hasta este momento, al borde de la eliminación en esta desabrida Copa del Mundo de Qatar 2022.
Los malos resultados del equipo nacional son multifactoriales desde mi perspectiva.
El fútbol mexicano no produce los jugadores que debería, debido a la gran cantidad de jugadores extranjeros que se permite alinear por equipo, semana a semana.
Nuestro fútbol está inundado de extranjeros en su mayoría de baja calidad que terminan por taparle espacios a los jóvenes mexicanos.
En el afán de proteger a los dueños del balón, se determinó por abolir el ascenso-descenso, lo cual limitó el interés y calidad de los torneos, al no correr riesgos los equipos de perder la categoría.
Los pocos jugadores que salen del país, en su mayoría a Europa, terminan por no tener continuidad y salvo algunas excepciones, sólo van a calentar el banco y obviamente pierden ritmo de juego.
A eso, auméntele usted los compromisos comerciales que obligan a un DT del combinado mexicano a llevar a algunos jugadores sí o sí, sin importar el momento futbolístico por el que atraviesen (Raúl Jiménez).
Que por estos mismos compromisos se queden jóvenes con futuro sin la posibilidad de asistir al mundial (Lainez, Santi Jiménez, Acevedo, Israel Reyes, y Zendejas) sólo por mencionar a algunos y sin embargo se lleva a jugadores cuarentones que su carrera está prácticamente terminada.
Decir que Martino ‘vendió’ el partido me parece un despropósito, pues en ese caso tendríamos que buscar en los anteriores técnicos de los mundiales pasados, quiénes también vendieron los partidos, pues hasta donde recuerdo, siempre terminamos por ser comparsas en todas las copas del mundo y eso nadie lo puede negar.
Cómo se puede hablar de un nacionalismo, cuando el combinado mexicano no juega en suelo mexicano, excepto los partidos de clasificación y no sale jamás del Estadio Azteca.
Cómo se puede sentir como nuestra una selección que por motivos comerciales y de dinero, solo la vemos por televisión.
La suma de todas estas razones que le pongo sobre la mesa y las que falten, son los verdaderos motivos del fracaso mexicano en justas mundialistas.
Lejos de satanizar a un técnico que ciertamente es un necio y que debe irse de manera inmediata, deberíamos tratar de corregir todas las situaciones extra fútbol que rodean a nuestra selección para intentar lograr mejores resultados en los próximos mundiales.
Veo, por ejemplo, a la Selección de Estados Unidos donde el promedio de edad es de 25 años y se está preparando para su mundial del 2026 y aun así dando más batalla que los veteranos mundialistas mexicanos, con los que estamos contentos de que Ochoa lleve 5 mundiales, Guardado otros 5, Herrera 4 y así sucesivamente, lo cual nos habla de que no tenemos relevo generacional y seguimos aferrados a los viejos (en el buen sentido) para representar en la justa mundialista a nuestro país.
Vergüenza nos debería de dar tanta longevidad en la selección mexicana.
Para terminar, amigo lector, le confieso que como mexicano estoy harto de cada cuatro años tener que padecer las mismas decepciones y escuchar los mismos pretextos.
Difícilmente las cosas cambiarán, aún y cuando México logre sortear la fase de grupos, lo cual se ve francamente complicado, aunque la vela estará prendida hasta el próximo miércoles a la una de la tarde.
Pase lo que pase, ojalá y esto sea el parteaguas para una verdadera reestructuración en el fútbol mexicano.
Aún y cuando sé que eso difícilmente sucederá.
Nosotros como siempre seguiremos en línea.
Hasta la próxima.
Twitter@pepehanan