Amor con amor se paga: ecos de la visita de López Obrador a Puebla

Si algo caracteriza a Andrés Manuel López Obrador es su especial forma de demostrar sus afectos y querencias de manera pública hacia sus colaboradores y cercanos.

En privado, el inquilino de Palacio Nacional –cuentan las personas que lo conocen bien– es más determinante en sus formas.
Lo mismo sucede cuando el presidente de la República se enemista con algún miembro de su círculo cercano, rompe con alguien de su gabinete o declara su fobia hacia algún opositor.
Tanto las muestras de cariño como de animadversión son claras y directas.
Es de todos conocidos los integrantes de la lista negra del “ciudadano”, así como a los miembros de su exclusivo círculo más cercano y compacto.
Muy a su estilo, el tabasqueño siempre ha dejado claro quiénes están con él y quiénes están en su contra.
Sin contrastes ni medias tintas.

Estridentes y sonoros, por decir lo menos, han sido los desencuentros que AMLO ha tenido con los que en su momento fueron sus personas más queridas y cercanos.
No hay casos mejor para representar esto que los rompimientos con Rosario Robles, César Yáñez o –el más reciente– con Marcelo Ebrard.
Pero también son bastante ilustrativos los resultados que se pueden obtener si Andrés Manuel te mantiene entre sus afectos.
Nadie como Claudia Sheinbaum para saberlo mejor.
Las muestras de cariño que López Obrador le dio al gobernador Sergio Salomón Céspedes el pasado sábado en su gira por Tepeaca, tierra natal del mandatario poblano, no pueden tomarse a la ligera ni tampoco pasar desapercibidas en el contexto político y electoral actual que vive el estado.
Una vez más, Puebla fue elegido por el presidente López Obrador como una de los primeros estados para iniciar sus recorridos por todo el país en este inicio de año, el último de su sexenio que culminará el próximo 1 de octubre.
Y como no.
La entidad poblana sigue siendo una de las demarcaciones en las que la aprobación del presidente supera la media nacional, en donde Morena gobierna y busca retener el poder por otros seis años en los comicios del próximo 2 de junio.
Tanto para AMLO, como para Claudia Sheinbaum y para el Movimiento Regeneración Nacional, los votos del estado son prioritarios para ganar la presidencia de la República y dejar bien asentados los cimientos del segundo piso de la 4T.
El tabasqueño tiene claro que necesita al tepeaquense para sacar adelante la elección en Puebla.
“Es un buen gobernador, es mi amigo y tiene un gran amor por el pueblo”, fueron las palabras con las que Andrés Manuel se refirió de Sergio Salomón, quien, hoy por hoy, es el único poblano con derecho de picaporte en Palacio Nacional y el más cercano (una cercanía real y no de utilería política) al “águila”.
Qué hubiera dado Ignacio Mier –por ejemplo– que en algún momento de la contienda interna se refiriera así de él para apuntalar el ridículo eslogan de ser “el legislador más cercano a López Obrador”.
Y es que, las muestras de cariño no solo fueron públicas, también se hicieron en lo privado, pues antes de su mitin en Tepeaca, el presidente de la República comió en la casa del gobernador poblano junto con su esposa Gaby Bonilla y sus tres hijas.
Un acto que no se veía desde que Andrés Manuel era un invitado frecuente del fallecido Miguel Barbosa y de Doña Rosario Orozco a comer mole de caderas y chiles en nogada en la casa en Tehuacán del exgobernador.
Sergio Salomón, en un año, supo ganarse la confianza, el afecto y la amistad de López Obrador.
Una tarea para nada sencilla.
El liderazgo político del gobernador de Puebla en su último año al frente del Ejecutivo local se fortalece y se consolida.
¡Vaya forma de iniciar el 2024 para Céspedes Peregrina!
Amor con amor se paga.