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Voto electrónico BUAP y la tentación de fraude de Alfonso Esparza

columna historias de un joven reportero Gerardo Ruiz 1

Por: Gerardo Ruiz / @GerardoRuizInc

La elección del nuevo rector de la BUAP está ya en marcha.

Las circunstancias actuales de la epidemia del Coronavirus y su imparable Tercera Ola provocarán que el proceso para definir al nuevo rector o rectora de la BUAP para el periodo 2021-2024 sea inédita.

No podía ser de otra manera en estos tiempos marcados por el Covid-19.

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Los altos contagios entre los jóvenes y adultos jóvenes y el riesgo latente de que las cifras siguen en aumento llevaron al Consejo Universitario a aprobar la figura emergente del voto electrónico, la cual no está estipulada en ningún reglamento o legislación interna de la institución, como método para elegir al sucesor del intransitable Alfonso Esparza al frente de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.

La votación digital parece complicar aún más la intentona de Esparza Ortiz, cuya figura está cada vez más deteriorada entre la comunidad universitaria, de meter la mano a su sucesión y colocar a un delfín que le cuide las espaldas en el noveno año de su rectorato.

El corruptísimo rector de la BUAP ya tenía todo listo para la operación y acarreo a favor de su candidato, que saldría de la terna conformada por Óscar Gilbón, Rosa Isela Ávalos o José Carlos Bernal, para el 11 de septiembre, día de la jornada electoral.

Ahora, la estrategia del juego dio un giro de 180 grados.

Si bien se podría pensar que una elección digital es más fácil de vulnerar, la realidad es que el proceso para votar parece estar bien blindado.

La guía publicada en las redes sociales de la Benemérita poblana para realizar el voto electrónico estipula que los estudiantes, administrativos y docentes deberán ingresar a la página https://votoelectronico.buap.mx/, en la cual deberán registrarse con su correo institucional.

Después de cumplir el registro, la plataforma pedirá una verificación del perfil, la cual se dará a través de un teléfono personal del votante en el que se recibirá una llamada o un mensaje SMS con un código que desbloqueará el acceso al apartado de la “boleta” electoral.

Es decir, si “El Tío Poncho” busca cometer un fraude en la elección del nuevo rector tendrá que una millonada en celulares, chips y saldos para clonar votos, así como en un software bien diseñado para clonar correos institucionales e IPs para no dejar rastro del delito.

Aunque el dinero no es problema para Alfonso Esparza, tras más de una década de sangrar el presupuesto de la BUAP desde su gestión como tesorero de la era agüerista hasta sus dos periodos como rector, el fraude luce bastante complejo ante lo observado que será su proceso sucesorio.

Y es que, Esparza Ortiz parece cada vez más alejado de la comunidad universitaria tras el conflicto con el gobierno de Miguel Barbosa y su falta de comunicación con las autoridades federales, que desde hace meses ya lo dejaron a su suerte sin importar que el pillo rector sigue presumiendo su cercanía con Olga Sánchez Cordero, el florero que despacha en la Segob, y hasta con la esposa del presidente Andrés Manuel López Obrador, Beatriz Gutiérrez Müller.

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La realidad es que “la familia universitaria”, como se le conoce en el interior a los grupos de poder que verdaderamente controlan a la máxima casa de estudios de Puebla, le retiraron ya su respaldo a Alfonso Esparza tras revelarse sus escándalos de corrupción y el nepotismo que mancharon sus años al frente de la rectoría de la universidad.

Desde hace meses, los hombres y mujeres que mantienen sus cotos de poder en las facultades y preparatorias de la BUAP ya se decantaron por la doctora María Lilia Cedillo Ramírez, quien está totalmente alejada del esparcismo y quien se perfila a ser la nueva rectora de la Benemérita poblana.

La primera mujer en llegar a la rectoría de la Universidad Autónoma de Puebla y, con ello, romper el pacto patriarcal.

El único grupúsculo que no apoya a la actual directora del Centro de Detección Biomolecular de la BUAP es el de Francisco Vélez Pliego, director del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades “Alfonso Vélez Pliego”, mejor conocido como “El Instituto Ponchito”, y el de su esposa Catalina Pérez Osorio, quienes ya soñaban con llegar a la rectoría luego de que la repudiada Claudia Rivera alcanzara su guajira reelección. Ni una ni otra.

Sobra decir que “El Tío Poncho” no la tiene nada fácil y todo indica que “ya no busca queso, sino salir de la ratonera”.

El plan de sucesión de Esparza Ortiz también colapsó tras el 6 de junio. En un inicio movió los hilos a favor de su cómplice y mano derecha Óscar Gilbón Rosete; ahora tiene sus velas prendidas con Guadalupe Grajales y Porras o Isela Ávalos, para que sea una batalla de género y que la balanza se empareje.

La suerte de Alfonso parece estar echada y el desenlace pinta igual al de todos los conspiradores del gobernador Barbosa.

Exiliados, fugados o con una celda reversada en el Pena del San Miguel.

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¿Esparza se atreverá a cometer un fraude electrónico en la elección del nuevo rector?

La desesperación podría traicionar al corrupto rector.

El eleven-nine de Alfonso Esparza.

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