Hoy es el último día de enero y se siente como si hubiera durado un cuarto de año y aunque no lo parezca esta sensación colectiva tiene una explicación científica. Algunos investigadores apuntan a que tiene que ver con nuestra psicología, la forma en la que percibimos el tiempo y hasta el clima.
De acuerdo con los científicos, esta sensación está relacionada con la manera en la que percibimos el tiempo y las complejidades de nuestros relojes internos.
Un ejemplo de ello es la cafeína que afecta nuestra percepción y hace que algunas tareas pasen más rápido, mientras nuestras emociones pueden provocar que algunas actividades se sientan eternas.

La teoría de Zhenguang Cai, un especialista en percepción de tiempo de la University College de Londres señala que enero es un mes aburrido en comparación con lo que vivimos en diciembre, lo que deja la impresión de que el tiempo se detiene.
También es cuando los empleos se ponen al corriente, los alumnos regresan a clases y no hay días feriados.
Por su parte, un profesor de psicología en la Universidad de Tel Aviv, explica que el tiempo pasa más lento cuando es relevante, es decir cuando ponemos atención a las horas y minutos, sentimos que no avanzan.
Es por ello que algunos especialistas aseguran que sentimos que enero dura mucho porque estamos pendientes del tiempo para llevar a cabo nuestros propósitos como ir al gimnasio, cocinar, trabajar, etc.
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