En este año se conmemora el CXI aniversario de la “Revolución Mexicana”, considerado uno de los eventos más importantes en la historia del país por los cambios políticos y sociales que trajo consigo, además de una de las contribuciones más importantes a la cocina mexicana, el café de olla.
Aunque no existe una versión oficial, se cree que el famoso “café de olla” surgió precisamente durante la Revolución Mexicana, y que fueron las «Adelitas» quienes crearon esta bebida para ayudar a los revolucionarios a mantener la energía para la lucha, principalmente en las noches o cuando la temperatura disminuía considerablemente.
De acuerdo con algunos historiadores, el café llegó a nuestro país en 1700, para ser mas extactos, al estado de Veracruz, posteriormente, comenzó a producirse y distribuirse por toda la República Mexicana.
Actualmente Chiapas es el primer productor de café, seguido por Veracruz, Oaxaca y Puebla; y estos cuatro estados aportan al país el 88 por ciento del total de la producción.
Durante la época de la revolución esta bebida era preparada con canela y piloncillo, justamente en una olla de barro –de ahí el nombre de café de olla-, donde se ponía a hervir el agua junto a los demás ingredientes.
Y aunque hoy en día el café se prepara en recipientes de distintos materiales, el tradicional es y siempre será preparado y servido en ollas y jarritos de barro.