Andrés Filomeno Mendoza Celis, conocido como el «Feminicida de Atizapán» regalaba a sus vecinos carne de sus víctimas, haciéndoles creer que era carne enchilada de jabalí.
Esto se abordó en el tercer capítulo de la serie de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) «Caníbal, Indignación Total», la cual narra los delitos de este sujeto.
En este episodio el capitán de Bomberos, Jonathan J. González, relata los hallazgos en el cateo a la casa del «Feminicida de Atizapán», ubicada en la colonia Lomas de San Miguel.
Cabe destacar que la mayoría de los restos de sus víctimas fueron hallados en una bóveda subterránea, en donde se deshacía de ellos.
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Durante el cateo se encontró un plato con un corte de carne y una tortilla, lo que dejó en evidencia que el hombre consumía la carne de las mujeres que asesinaba.
Además, se hallaron herramientas de cocina, libros de anatomía, películas de asesinatos y cuchillos con sangre, así como carne cocida y pedazos de piel colgados.
En el sótano había una mesa llena de sangre con un mandil, cuchillos de diversas dimensiones, un bozal y otros utensilios de cocina.
No solo él probó la carne humana, sino que también hizo que sus vecinos la consumieran, pues se las regalaba haciéndoles creer que era de jabalí.
“El señor Andrés repartía carne humana, les invitaba de comer a varios policías de la zona, a varias personas, a la señora de la tienda de la calle […] si llegaba a invitar mucho de comer, de hecho llegaba a invitar específicamente carnitas, que era lo que él decía que hacía”.
Además, obtenía ingresos con los restos de sus víctimas, pues vendía la carne enchilada por kilo a sus vecinos.
“Les decía que era carne enchilada e inclusive carne de jabalí que ‘estaba muy buena, que la probaran’ las otras dos vecinas nos llegaron a decir que sí se las regalaba y que sí la consumían”.
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Foto: Especial