A casi un mes de que asuma la presidencia municipal de Puebla, Eduardo Rivera Pérez endureció el mensaje contra Claudia Rivera Vivanco, lo que augura que el panista entregará las cabezas de la corrupción que ha imperado en el gobierno emanado de Morena.
“¿Quién ha ido al Centro Histórico? ¿Cómo está? Horrible, basura con los ambulantes, está hecho la verdad, perdón con la expresión: está hecho un asco».
Esta fue la declaración que sorpresivamente emitió el panista, quien se caracteriza por ser mesurado ante los medios de comunicación.
Ese es el sentir de todos los poblanos al ver cómo Claudia Rivera, René Sánchez Galindo y Catalina Pérez Osorio convirtieron el Centro de Puebla en un muladar.
En campaña, Eduardo Rivera evitó en todo momento una guerra de declaraciones y se centró en el discurso de «corregir el rumbo».
Durante las reuniones de la etapa de transición, el alcalde electo había mantenido el discurso institucional sin confrontar a Claudia Rivera y su sequito.
En unos días se llevará a cabo la última reunión entre los Rivera. Lalo ya sentó el precedente y las últimas semanas no serán tersas.
Antes de rendir protesta, el alcalde electo emitirá un informe sobre el balance negativo de la ciudad, el cual seguramente tendrá, además del caos del Centro, la corrupción en las compras gubernamentales, el sobrecosto con el que se pagaron los servicios y un sinfín de anomalías que están a la vista.
Eduardo Rivera y su equipo deben entregar las cabezas que tanto piden los poblanos de los morenistas que arrasaron hasta con los lápices en el Ayuntamiento de Puebla.
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