Tanto el presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador, como sus informes son tan predecibles que no habrá nada nuevo que informar en la conclusión de su tercer año de gobierno, pero que es sin duda el comienzo de su cuarto año de labores al frente de la presidencia de nuestro país.
Coincido con quienes dicen que insistirá el tabasqueño en que el elefante blanco, ahora sí medio se está parando.
Que la corrupción sembrada por el neoliberalismo ahora sí se está aniquilando.
En alguna expresión del mensaje a su público, que no su pueblo, dirá que se han barrido las escaleras de arriba para abajo en su gobierno.
Que pese a la inflación del 7 por ciento en la última semana que se ha presentado en México, mencionará que él tiene otros datos, que la economía va boyante. Cuando se cae a pedazos.
Que la pandemia no hace absolutamente nada porque el experto en el estudio del virus Covid-19 Hugo López Gatell, sabe lo que hace, pese a los cerca de las 300 mil defunciones por este bicho.
Que sus tres proyecto de obra son lo máximo y quién nunca ha realizado por la corrupción sembrada desde los gobiernos neoliberales.
Ver: Emblemáticas o problemáticas
Todos sabemos, menos él y sus seguidores que sus obras faraónicas: Tren Maya, Dos Bocas y el Aeropuerto Felipe Ángeles más que obras emblemáticas, si más problemáticas.
Que la seguridad pública en todo el país, está sanada, que el Ejército Mexicano y la Guardia Nacional se encargan de ella, que estemos tranquilos.
Que pese a ser el presidente de la república más atacado de la historia, hay libre expresión. Lo que está lejos de ser verdad, primero, que sea el más criticado y mucho menos que exista libertad de expresión.
Bueno tan predecible es el presidente y sus informes que puedo firmar, que muchas columnas irán por el mismo tenor.
López Obrador no tiene nada que informar, repetirá lo que todo mundo sabemos.
Sentémonos a ver cómo transita el cuarto año de gobierno.
Dios nos agarre confesados.