En un país de pobres todo se puede comprar.
¿En cuánto se puede tasar el daño emocional y sentimental causado a una joven tras ser violentada y acosada sexualmente por un adulto enfermo de poder y con complejos bastantes enquistados?
Para Andrés García Viveros, el enfermo “hermanito” de Claudia Rivera, el acoso que cometió en contra de Magda Karina N., costó 300 mil pesos, que fue la cantidad que pagó para resarcir el daño causado a su víctima cuando, mareado por su ínfima posición de poder, intentó sobrepasarse y hostigó a la exsecretaria particular de la exacaldesa capitalina.
Nuestro singular personaje, quien es adicto al alcohol y al plagio, llegó a un acuerdo económico con su víctima a finales del año pasado luego de que esta última lo denunció por acoso sexual cuando ambos coincidieron en el peor gobierno municipal en la historia de Puebla.
Lo que Rivera Vivanco no pudo solucionar con amenazas y con la revictimización de Magda Karina, el misógino García Viveros lo arregló con el dinero sucio que se robó del Ayuntamiento de la Angelópolis como mano izquierda de la alcaldesa, que fue catalogada de inicio a fin como la más ineficiente en todo el país.
Sí, por increíble que parezca, 300 mil pesos es lo que vale para el acosador Andrés solucionar los enredos en los que lo metieron sus apetitos sexuales, que intentó saciar con todas las jóvenes burócratas de segundo nivel en la que podía influir al ser uno de los principales protegidos de Claudia Rivera.
No está de más recordar la miserable historia del infame Andrés García Viveros y el infierno que vivió Magda Karina N., como subordinada de Rivera Vivanco.
En abril de 2019, ya como asistente personal de Claudia Rivera, Magda comenzó a sufrir el acoso sexual de García Viveros, que en ese entonces ya movía los hilos de todo el Ayuntamiento de Puebla, desde la presidencia, el Sistema Operador de Limpia, Giros Comerciales y hasta la Tesorería.
“Empezó a mandarme mensajes inapropiados vía WhatsApp y las ocasiones que tenía que tratar con él en vivo, siempre se dirigía a mí de forma grotesca y asquerosa, es decir, lasciva y haciéndome alusiones sexuales, porque hacía referencia hacia mi persona, mi cuerpo, mi forma de vestir y sonidos desagradables, me mandaba mensajes que iban más allá del tema laboral, es decir, hostigándome no solo personalmente, sino sexualmente pues me pedía que saliéramos a comer, me mandaba mensajes por WhatsApp diciendo que me veía muy bonita, que me invitaba a su casa a ver películas, cenar y quedarme a dormir; me decía que tomara unas cervezas con él o simplemente era la madrugada y me decía que en ese momento teníamos que checar temas de agenda”, relata la denuncia que hizo la joven asistente de Rivera Vivanco.
Tras estallar el escándalo y hacerse del conocimiento de la edil por la intervención de Javier Palou luego de que Ángel Soto, particular de la exalcaldesa, optó por no intervenir en el problemón en el que estaba metido el cerdo “hermanito” de Claudia.
El 29 de enero del 2020, en las oficinas del Archivo Municipal, al norte de la ciudad, que es mejor conocido como la ExCementera, el acosador Andrés violento de nueva cuenta a Magda Karina, a quien hostigó, amenazó y hasta intentó acosador por segunda ocasión.
“Él muy enojado me dijo que por qué yo lo quería manejar como acoso sexual y le dije que porque así había sido y que lo que sucedió era algo grave, que él me había mandado los mensajes y yo tenía la evidencia, a lo cual respondió que ya sabía la presidenta y que lo iba a apoyar, yo le dije que yo no quería problemas solo quería trabajar y el respondió que no debí haberlo rechazado y que me preparara porque lo peor estaba por llegar”.
Tampoco está de más recordar el mezquino trato que Rivera Vivanco le dio a este escándalo sexual que manchó y hundió tiempo después a su ignominioso gobierno municipal.
Claudia Rivera Vivanco no sólo sabía del acoso sexual que Andrés García Viveros cometió en contra de Karina N, la exedil también fue cómplice del delito cometido por su jefe de oficina, pues la revictimizó, la presionó y humilló para que aceptara una disculpa y desistiera de proceder penalmente en su contra.
El colmo de la miseria y la infamia, la edil y su “hermanito” orillaron a cambiarse de puesto a Magda Karina y después a renunciar a pesar de que el acoso quedó demostrado e impune.
Meses más tarde, un juez de control vinculó a proceso por acoso sexual al cerdo Andrés en agravio de la ex empleada del Ayuntamiento. Al acosador se le concedió continuar su proceso en libertad, pero se le suspendió de la función pública, se le imputó la sanción de firma periódica cada 15 días, no salir del estado y no acercarse a la víctima.
El acuerdo llegó más tarde y el alcohólico García Viveros libró la cárcel, de manera momentánea, con 300 mil viles y miserables pesos.
Eso vale las mujeres para Claudia Rivera.
Eso vale el cerdo Andrés.
El acomplejado acosador sexual libró la primera bala, pero los delitos que se le investigan siguen más vigentes que nunca.
Su destino no puede ser otro.