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Aguilar Chedraui, el sinvergüenza

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El domingo 14 de noviembre es una fecha que Jorgito Aguilar Chedraui jamás olvidará.

De la mano de Genoveva Huerta, el infame Aguilar Chedraui, quien se niega a reconocer, a pesar de todas las pruebas en su contra, que quebrantó las finanzas de la Secretaría de Salud en la era morenovallista, soñó con construir un proyecto político rumbo al 2024 para pelear la candidatura del PAN al gobierno del estado a través del control del Comité Directivo Estatal.

Un sueño de opio y nada más.

Se dice que Jorge le inyectó 10 millones de pesos en efectivo, de los muchos que se robó de la SSA y del Congreso del estado, a la campaña de Huerta Villegas para la pasada elección interna de Acción Nacional en la que salió vencedora Augusta Díaz de Rivera y Marcos Castro.

Este reportero exhibió que, desde fuera del estado, Aguilar Chedraui operó a favor de la diputada federal indígena, pero fue vapuleado en la capital por el tridente conformado por Eduardo Rivera, Mario Riestra y Jesús Zaldivar.

En los distritos de la Angelópolis, la dupla de Tití y Marcos humillaron a JACH y a Geno al ganarles hasta por tres a uno demostrando que su valor político es ínfimo y sus capacidades electorales son más que limitadas.

La derrota del segundo domingo de noviembre de Aguilar Chedraui, además del black money a fondo perdido, no solo lo dejó sin el control del CDE panista, también le arrebató su última oportunidad para regresar a la escena pública tras año de vivir en el exilio por su paso infame en la administración pública.

Jorge Aguilar Chedraui es el clásico político pillo que hasta no pisar la cárcel jamás va a reconocer su largo historial de delitos y corruptelas como servidor público.

Esta historia ya la hemos visto en el pasado.

En su momento, Mario Marín intentó regresar en varias ocasiones a la vida pública sin importar su ignominiosa gestión y el escándalo de Lydia Cacho.

El góber precioso, sin ninguna orden de aprehensión girada ni ninguna sanción administrativa por parte de las auditoría federal o estatal, pretendió en el 2018 pelear por una curul en la Cámara de Diputados y hasta disputar un escaño en el Senado de la República.

La justicia, tarde o temprano, alcanzó a Marín Torres.

Eso es justo lo que Aguilar Chedraui está perdiendo de vista.

No por tener buenos abogados, financiados con todo el dinero desviado como secretario de Salud y como presidente del Congreso local, significa que las irregularidades no se cometieron.

Jorgito se equivoca de manera grotesca al intentar venderse ante la opinión pública como un perseguido político por parte del gobierno del estado tras el inverosímil fallo a su favor por parte de la Comisión Nacional de Derechos Humanos.

Ante todos los poblanos, aunque no lo quiera reconocer, Aguilar Chedraui es un impresentable a quien todo es la entidad lo ven como lo peor de un régimen, el morenovallista, que solo se benefició de nuestros impuestos y que se llenaron los bolsillos a manos llenas.

Como muestra, el grosero patrimonio, que ya no es un secreto a voces, con el que Jorge cuenta desde que fue uno de los principales benefactores del siniestro Rafael Moreno Valle, en el cual se encuentra la sociedad de un avión privado, un yate de lujo, participación en restaurantes, inmuebles en el extranjero y en otros lugares del país como en Polanco, Acapulco, Cuernavaca y Oaxaca.

Si Jorge Aguilar Chedraui espera una disculpa pública por parte del gobierno del estado y de la ASE, que mejor se vaya sentando para que no se canse.

La administración barbosista ya fue puntual al señalar que la CNDH extralimitó sus funciones en su fallo, pues está asumiendo funciones que son de índole local, es decir de la CDH de Puebla; además de que sus expresiones fueron hechas desde lo personal y no como servidor público, lo que representa un claro atentando contra la libertad de expresión.

Era de esperarse que Jorgito hiciera un berrinche en público ante la negativa de la administración de Barbosa Huerta.

¿Con qué cara Aguilar Chedraui exige que se respete una recomendación de la CNDH si él fue parte de un grupo que se chicaneó e hizo lo que quiso con el resolutivo para el atroz caso de Chalchihuapan?

¿Acaso el huérfano morenovallista ya olvidó todas las infamias que su difunto patrón le hicieron a Elia Tamayo y a todos los pobladores de la junta auxiliar de Santa Isabel Cholula?

La desmemoria de Jorgito no solo es dolosa sino cómica.

Su frustración por perder su sueño guajiro de abanderar al PAN en el 2024 es notoria.

No cabe duda que Aguilar Chedraui es un sinvergüenza envalentonado.

No podía ser de otra manera.

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