Corrían los últimos días del 2016 y el ambiente en la redacción de CAMBIO no era de fiesta como de manera regular se vivían las navidades en las oficinas rentadas en la zona de Huexotitla.
En diciembre coincidían dos festejos para el rotativo de Ignacio Mier, el cual, a su decir, solo le causa dolores de cabeza, pero que se niega a vender sus acciones: el aniversario y el convivio de navidad, lo que marcaba el inicio de nuestro periodo vacacional de dos semanas.
Esa navidad del 2016 fue especial, pues en la redacción en la que figurábamos reporteros que hoy dirigimos nuestros propios medios como Osvaldo Macuil, de Almanaque; o Elvia Cruz, de MTP Noticias y quien esto escribe, se sentía un ambiente de total tensión por un año convulso marcado por el escándalo de extorsión por 10 millones de pesos por parte de nuestro director Arturo Rueda en contra del priista Jorge Estefan Chidiac.
El golpe en contra del empresario, quien jamás ha sido periodista, fue brutal y confirmó lo que era un secreto a voces en su actuar gansteril como cabeza del medio de comunicación en el que tienen participaciones Mier Velazco, Enrique Doger y, hoy lo sabemos, Francisco Romero, detenido por los delitos de violencia familiar y operaciones con recursos de procedencia ilícita.
Vaya trío de socios con los que cuenta CAMBIO.
A la par de este culebrón, los reporteros de Rueda éramos testigos del nerviosismo de Agustín Tovar, también socio del periódico y quien para los que éramos de casa entendíamos como el contador de la empresa.
De trato sutil y cortés y siempre vestido de manera impecable, “Agus” pasó a estar siempre nervioso, desalineado, tenso y fumaba con más regularidad que nunca.
Nada como quemar cajetillas de Malboro para matar las mariposas del estómago.
Y es que, el SAT puso la mira en las declaraciones de CAMBIO tras el affair de Rueda con Estefan.
Las visitas del personal del Sistema de Administración Tributaria con abultados expedientes bajo el brazo eran cada vez más frecuentes y el semblante de Agustín Tovar era cada vez más duro.
Justo en este proceso que parecía poner en jaque al periódico de Nacho Mier fue cuando apareció Francisco Romero, a la sazón presidente del Colegio de Contadores y líder del marginal COE.
Las reuniones de Romero Serrano con Rueda en su oficina en la redacción comenzaron a ser habituales.
“Pacorro”, como lo advertimos de manera exclusiva en este mismo espacio, era de los principales “factureros” en Puebla una vez que Sergio Castro dejó vacante el trono en el marinismo.
El exauditor llegó a apagar el incendio fiscal en CAMBIO por arte de magia.
Agustín Tovar fue sacrificado y culpado de manera vil de un desfalco de tres millones de pesos.
Desde ese entonces, el impresentable Francisco Romero se convirtió, de facto, en parte del Consejo Directivo del periódico de Mier Velazco.
¿Acaso alguien es capaz de dudar que el inútil Nachito Mier lava dinero?
Nada mejor que la construcción para blanquear divisas.
El coordinador de los diputados federales de Morena lo sabe bien y por eso construyó un edificio para las nuevas oficinas de su periódico, como bien lo reveló el periodista Fernando Maldonado.
La nueva sede de CAMBIO impresiona a cualquiera.
En el sótano del inmueble en la colonia Mirador se encuentran las dos rotativas con las que cuenta el periódico, que, según cuentan, fueron adquiridas gracias a un pago de 6 millones de pesos que les dio en efectivo David Villa Issa al final del marinismo; en su planta baja se encuentra un área adecuada como hemeroteca; en el segundo piso está la redacción, oficinas, privados y set de grabación de CAMBIO; en la tercera planta está la oficina de Mier y unas aulas que pretendían convertirse en una escuela de periodismo.
El edificio valuado en más de 40 millones de pesos cuenta en los más alto con un roof garden con asadores en donde se celebran ahora las fiestas del periódico.
¿Cómo fue que Nachito Mier, sin una carrera empresarial ni cargos públicos desde su paso por el Ayuntamiento de Puebla en la era dogerista, pudo construir un inmueble de esta magnitud y lujo?
Ni las oficinas del Sol de Puebla, Televisa Puebla o Tv Azteca Puebla se comparan con las de Diario CAMBIO.
Follow de money, baby.
Por esto es que resulta ridícula la respuesta de los “tres cochinitos” utilizada por Nacho Mier para lavarse la cara por el escándalo de lavado de dinero.
La afrenta de Arturo Rueda al gobernador Miguel Barbosa al señalarlo, sin decir su nombre y de manera cobarde, de estar detrás de este reportaje no es más que otra bravata del personero del legislador, quien ya suma a su historial criminal de extorsiones y amenazas, operaciones con recursos de procedencia ilícita.
Sí, los tres cochinitos existen y sus nombres son Ignacio Mier, Arturo Rueda y Francisco Romero.
Aquí los únicos cerdos son ustedes, señor Ignacio.
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