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El poder absoluto

Y sí, Morena está frente a un gran problema que se llama “poder absoluto”
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Ya lo dijo el futuro senador Gerardo Fernández Noroña en el seno del Consejo General del INE: “Respeten al Pueblo de México que dijo: ¿Necesitas, Cuarta Transformación, dos tercios? Pues ahí te van. Los que tenemos un problema somos nosotros (no la oposición), porque tenemos que cumplirles al electorado, seriamente, en todo lo que les prometimos”.

La elocuencia y la brillantez de la intervención del representante electoral de Morena ante el INE terminó por desnudar a la oposición, la cual tras ser arrollada por la barredora lopezobradorista hoy busca un conteo de votos de la elección presidencial.

Y sí, Morena está frente a un gran problema que se llama “poder absoluto”.

Un poder que el pueblo de México le confirió por, al menos, los próximos tres años hasta que se vuelva a renovar la Cámara de Diputados a la espera de que su poder no se vuelva a ratificar por “décadas”, como así lo consignó ya Fernández Noroña ante sus opositores en la llamada “Herradura de la Democracia”.

El pasado 2 de junio, los ciudadanos determinaron dar mayoría en el Senado a Morena que obtendría un mínimo de 76 escaños y un máximo de 88, resultado que lo confirma como mayoría en esa cámara, y podría llegar a tener mayoría calificada, que se integra por 86 votos, necesarios para llevar a cabo cambios a la Constitución.

Algo parecido sucedió en los resultados referentes a la Cámara de Diputados, según los conteos rápidos. Ahí Morena podría obtener un mínimo de 346 curules y un máximo de 380, también refrenda su mayoría absoluta y puede alcanzar la mayoría calificada que se integra con 334 votos, con los que podría realizar cambios constitucionales sin ningún apuro ni recato.

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La oposición prácticamente está borrada en México.

Pero, qué riesgoso es el poder absoluto.

Claudia Sheinbaum gobernará los próximos tres años sin nadie que se le oponga. Nadie, ni en San Lázaro ni el Senado de la República, podrá plantarle cara a la presidenta, a su proyecto de nación o sus iniciativas que impulsará en el Congreso de la Unión, el cual, sobra decirlo, le pertenece.

Un poder de pertenencia conferido por 6 de cada 10 mexicanos.

En Puebla la historia no será diferente a la nacional, pues los poblanos también le entregaron a Alejandro Armenta el poder absoluto en el estado.

Y es que, Armenta Mier, quien desde el 2018 demostró su arrastre político al ser el candidato en el estado más votado (1.4 millones de votos) y que ahora ostenta el récord de ser el gobernador electo con mayor respaldo en la historia de la entidad (1.5 millones de votos), no solo ganó los comicios por el Ejecutivo local, también llevó a Morena a imponerse en los 26 distritos locales, lo que le da en automático la mayoría simple en la próxima legislatura del Congreso local y podría también tener la mayoría calificada con la repartición de las curules plurinominales.

¿Quién será el gran opositor del futuro gobernador durante su sexenio tras su avasallante victoria el 2 de junio?

Mario Marín tuvo a Rafael Moreno Valle como su gran opositor.

Moreno Valle se topó con el propio Armenta, Miguel Barbosa, Fernando Manzanilla y Roxana Luna como sus grandes rivales en el ocaso de su sexenio que coincidió con la irrupción de Morena en el tablero geopolítico local y nacional.

Los opositores de Miguel Barbosa se contaban por montones, de casa y externos, pero a todos los aniquilo, exilió o encarceló hasta el día que perdió la vida.

En el futuro cercano no se vislumbra una figura opositora en Puebla que pueda realmente alzar la voz, contrastar o criticar lo que será el gobierno armentista o al mandatario poblano.

Eduardo Rivera, Mario Riestra, Ana Teresa Aranda y hasta Genoveva Huerta fueron barridos en la elección en la que perdieron por 30 puntos, en el caso del primero; 15, en el caso del segundo; 40, en el caso de la tercera y ¡50 puntos de diferencia!, en el caso de la última.

La oposición, insisto, fue aniquilada el pasado 2 de junio.

Tanto Claudia Sheinbaum como Alejandro Armenta tendrán ahora que resolver ese gran enigma que es gobernar sin oposición.

Un poder absoluto que puede embriagar a muchos.

¿La futura presidenta de México y el futuro gobernador de Puebla podrán resistir a ante esta tentación?

Retomo las palabras de Fernández Noroña con las que abrí esta entrega.

“Los que tenemos un problema somos nosotros (no la oposición), porque tenemos que cumplirles al electorado, seriamente, en todo lo que les prometimos”.

El único rival de la 4T los próximo seis años estará frente al espejo.

Más claro ni el agua.

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