La estrategia visceral de contrataque que emprendió Ignacio Mier para lavarse la cara de las acusaciones en su contra de ser partícipe de una red de lavado de dinero revelado en la “Operación Angelópolis” solo demuestra la falta de adoctrinamiento y disciplina partidista que impera al interior de Morena.
Tantos años como un mediocre y gris militante del PRI y Nachito no aprendió nada.
Mier Velazco es víctima de sus limitaciones y sus frustraciones.
Lo mismo sucede con su primo Alejandro Armenta, a quien su ímpetu locuaz y desbocado siempre traiciona.
El ahijado PRIcioso es otro expriista que pasó de noche por la ortodoxia tricolor.
La guerra fría de la que ambos son protagonista lo único que está provocando es que se dinamiten en lo particular y con ello sus proyectos para hacerse de la candidatura de Morena al gobierno del estado en las elecciones del 2024.
El inútil Nacho Mier activó la granada, pero le terminó estallando en las manos y la onda expansiva terminó tiznando al atrabancado Alejandro Armenta.
Sin un futuro prometedor y mucho menos un correcto análisis de los escenarios, Mier Velazco, quien ya es conocido en Puebla como “Nacho Mala Fama”, hizo quemó sus naves al presentar la cómica e inverosímil denuncia colectiva en contra del gobernador Miguel Barbosa, del fiscal del estado Gilberto Higuera, del extitular de la UIF Santiago Nieto, y en contra del ahijado de Mario Marín, Armenta Mier.
El único que se dobló ante el desesperado coletazo de Nachito, fue Nieto Castillo, el ex titular de la Unidad de Inteligencia Financiera cayó en el bluffeo del diputado federal, a quien terminó por exculpar de la “Operación Angelópolis” y de paso se lavó las manos de ser el autor de la filtración del expediente de la investigación real y vigente en contra de Mier por los delitos de lavado de dinero, defraudación fiscal y operaciones con recursos de procedencia ilícita.
Santiago Nieto sabe a la perfección que fue él quien le entregó a Alejandro Armenta el expediente de la investigación de la UIF, que el promovió en contra del inútil coordinador parlamentario de Morena, quien a su vez les filtró a los periodistas Néstor Ojea y Víctor Arteaga este documento.
Más que encabezar una andanada contra Barbosa Huerta o en contra de Higuera Bernal, todo este show mediático y legal de Mier, tenía un claro objetivo: dinamitar la llegada de Armenta Mier a la presidencia del Senado de la República y vengarse por la muerte de su sueño de ser el abanderado de Morena en los próximos comicios estatales.
Sin nada que perder y ya con los días contados al frente la bancada de Morena en San Lázaro, que, al parecer, ya está decantada para Sergio Gutiérrez Luna, el operador del poderoso Adán Augusto López en la Cámara baja, Nachito Mier, como lo comentamos en una entrega anterior, aventó una bola de mierda al ventilador con el único objetivo de no ser el único manchado y que su imagen no sea la única que el desprestigio la arrastra.
“Nacho Mala Fama” quiere que Morena y Armenta se hundan con él al costo que sea.
¿Qué tanto funcionaron las cuchilladas traperas de Mier Velazco?
Pues todo indica que el inútil Nachito sí logró tumbar al ahijado de Marín de la presidencia del Senado de la República, que ya estaba casi cerrada a su favor durante la unción de la próxima mesa directiva de la Cámara alta a mediados de agosto.
Varios medios nacionales ya dan como un hecho la designación de José Narro como el futuro presidente del Senado, lo que representaría una derrota brutal para Armenta Mier, quien ya veía en el puesto su gran oportunidad para amarrar la postulación en Puebla para el 2024.
Ninguno senador se decantaría por Alejandro Armenta en plena denuncia ante la Fiscalía General de la República.
Con la filtración de la investigación de la UIF, Armenta le puso el último clavo al ataúd de Mier; con la denuncia ante la FGR, Mier le quitó de las manos a su primo la presidencia del Senado.
Mientras los primos Mier se hunden el uno al otro, la caballada barbosista avanza con banderas desplegadas.
Lo limitado y lo irracionales está en la sangre de los primos Mier.
De dos Mier no se hace uno.
De pena ajena.
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