Columnistas

Infinitos juncos pensantes

biblionauta

¿Para qué nos sirve la literatura? ¿Por qué algunas personas consideramos al libro como una de las mejores invenciones de la humanidad?

La literatura nos ayuda a entender la vida, ésta tan efímera y frágil, con su  contenido que a veces es difícil de asimilar, tal como un libro .

Sabemos del pasado en gran medida por libros pues éstos han conservado los relatos en el tiempo y espacio.  Nos ayudan a entender los pensamientos, las emociones, aspiraciones así como los  miedos de los  humanos a lo largo de su historia.

Con la invención del alfabeto, la oralidad pasó a un segundo término y las letras abrieron brecha a nuevas maneras de cuestionamiento y reflexión, pues a diferencia de la expresión verbal, utilizada para transmitir relatos tradicionales antes de la escritura, el lector que iba descifrando cada letra como una partitura musical, ahora contaba con el tiempo para dudar de esas historias legendarias por eso quienes tenían la disposición de ver más allá empezaron a ser críticos y a descubrir nuevas ideas que sacudían el rígido orden social de la Grecia Clásica. Incluso, algunos se aventuraron a expresar sus inquietudes y observaciones, fue ahí donde el libro comenzó a ser una manera de expresión individual.

Esto nos explica en El infinito en un junco. La invención de los libros en el mundo antiguo, la filóloga y escritora española, Irene Vallejo, ganadora del Premio Nacional de Ensayo 2020 de España.

Esta obra es un poema de amor hacia los libros de parte de una fervorosa creyente de éstos como refugio, como fuente de conocimiento y como un viaje inmóvil. Los libros son sobrevivientes de guerras, incendios, desastres naturales, conquistas territoriales y nuevos gobiernos. Protagonistas de la historia, utilizados en ella como luz para descubrir nuevas posibilidades, como una forma de unir al colectivo e incluso como instrumento de control ideológico. Aún así siempre han estado ahí, gracias al esfuerzo de tantos cuidadores anónimos: bibliotecarios, escribas, editores, lectores, docentes que han preservado  esos artefactos maravillosos a través del tiempo

En este relato Irene Vallejo nos sumerge con gran sensibilidad al mar de los orígenes del libro, partiendo de la civilización egipcia, la cual empezó a utilizar el centro de una planta acuática llamada Junco para extraer hojas, las llamaron papiros, un soporte de escritura que le dio ligereza y la facilidad para viajar con el lector.

Pero el punto medular de este ensayo es la historia de la Grecia Clásica, en específico de la fascinante historia de la Gran Biblioteca de Alejandría, dicho recinto ambicionaba albergar todos los textos del mundo de ese entonces, instalada en la capital de los placeres y los libros, cuyo nombre debe al conquistador Alejandro Magno.

Me maravilla como todos los fenómenos ocurridos en el pasado se entretejieron para poder disfrutar de uno de los inventos más mágicos de la humanidad y la forma de evolucionar de los soportes de la escritura, desde tablillas de arcilla, papiros, pergaminos hasta llegar a lo que hoy conocemos como libro.

Es asombroso cómo un sabio coleccionista de libros, y dice Irene “El primer hombre de letras Europeo en sentido estricto”: Aristoteles, al enseñarle a Alejandro Magno los poemas homéricos, la Ilíada y la Odisea, lo influyó a fundar Alejandría, sería lugar importantísimo para la especie humana pues ahí se harían grandes descubrimientos que cambiarían el rumbo del mundo. De acuerdo con  Vallejo, ahí partió  el estudio filológico de los textos, se idearon teorías revolucionarias como el modelo heliocéntrico del sistema solar y se desarrollaron nuevas ramas del saber, por nombrar unos cuantos. Es esta red de ideas en cadena las que van hilando la historia, porque como dice Irene, Aristoteles “no habría podido escribir lo que escribió sin una lectura constante” y a su vez debió inspirarse en los pensamientos de otros más para poner en duda las afirmaciones tomadas como verdaderas.

Esa es la esencia de la lectura: Leer y cuestionar para crear.

Por otro lado, este libro pone sobre la mesa el papel de la mujer en la civilización griega,si bien hubo mujeres destacadas debido a su intelecto, su talento en las letras y su habilidad en la política, tanto que algunas influyeron en grandes cambios en este ámbito: como Safo, Hipatía, Aspasia, Enheduanna, a pesar de eso también fueron relegadas, oprimidas  y humilladas por el patriarcado griego.

Hablando de esa opresión, viene a mi mente Enheduanna, poeta y sacerdotisa mesopotámica.  Irene Vallejo cuenta que los registros históricos han arrojado a ésta como la primera persona en colocar su nombre en un texto, mucho antes que Homero. Sin embargo, fue borrada e ignorada en la historia, por el contrario se ha considerado al autor griego como el fundador de la literatura occidental.

Estoy impresionada con este libro, me asombró desde la primer página y ha sido un constante aprendizaje. La manera que posee Irene de relatar  es muy bella e íntima, como lectora me sentí identificada con su amor por los libros y todo el universo alrededor de ellos.

Leí en la columna de Borja Hermoso, periodista de diario El País, que este libro se tituló así inspirándose en una frase del polímata francés Blaise Pascal : “ El hombre no es más que un junco, el más endeble de la naturaleza, pero es un junco pensante”. Esta frase me hace reflexionar en una bella analogía, al igual que el centro de esta planta acuática utilizada por los egipcios para plasmar sus pensamientos, nosotros también somos como ella: un repositorio de ideas de otros, es a través de las experiencias y la lectura de diferentes maneras de percibir el mundo que se va formando nuestro ser.

Link video reseña: https://www.instagram.com/reel/CfzQ-Twr0vc/?igshid=YmMyMTA2M2Y=

Ver más de «Biblionauta»: Del Haiku al Jaiqu mexicano: reflejo de un país violento y feminicida
siguenosnews almanaque
keyboard_arrow_up