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Inicia la guerra civil en el PAN

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La lucha interna por la dirigencia del PAN en Puebla va más allá del simple control del partido, sus secretarias, órganos y comisiones, pues esta disputa por la presidencia del Comité Directivo Estatal será la antesala de lo que sucederá para los comicios sucesorios del 2024.

El proceso interno para la renovación del CDE azul para el periodo 2021-2024 que dio inicio este domingo con el registro de Augusta Díaz de Rivera y Genoveva Huerta es el choque de los dos principales grupos hegemónicos del panismo poblano: el de Eduardo Rivera y el de los morenovallistas.

Panistas puros contra las viudas y huérfanos de Rafael Moreno Valle.

Quien logre imponerse en la elección que se presentará a mediados de noviembre llevará mano, como lo hizo de manera errada “La Jefa Geno” en el pasado proceso electoral de junio, para la designación de las candidaturas que estarán en juego dentro de tres años.

Las sobras del morenovallismo, que encabeza Huerta Villegas, se mantiene vivo solo por el control que mantienen en el Comité Directivo estatal, pues desde la muerte del siniestro Rafael perdieron todas las posiciones que lograron ocupar a lo largo de una década en toda la entidad.

Desde este único, pero poderoso nicho, la diputada federal con licencia ha logrado “revivir” a personajes de ignominiosa memoria para los poblanos como Jorgito Aguilar Chedraui, Inés Saturnino o los hermanos Valencia Ávila, quienes representan lo peor del panismo y de la clase política local.

Con el control del partido, Genoveva Huerta logró agandallarse gran parte de las principales candidaturas que estuvieron en juego el 6 de junio, las primeras posiciones plurinominales, además de llenar las planillas de regidores con sus alfiles e incondicionales.

Huerta Villegas ocupó para sus propios intereses y como moneda de cambio al PAN en las pasadas elecciones.

Sin ayuntamientos de peso o un buen número de curules en el Congreso local, el grupo de los genovistas solo cuentan con el Comité estatal panista para mantenerse vigentes y no extinguirse de manera definitiva.

Fuera de más motivaciones o argumentos de peso, “La Jefa Geno” ha optado por aferrarse a la presidencia del PAN en Puebla no por buscar mejorar las condiciones actuales del partido, trabajar para la militancia o buscar ser una oposición real frente a los gobiernos de Morena, sino para no perder sus privilegios y los millonarios negocios que ha hecho a costa de Acción Nacional.

El mensaje lanzando por el propio Lalo Rivera en redes sociales tras acompañar a Augusta Díaz de Rivera y a Marcos Castro, la fórmula de oposición contra Huerta Villegas, marca el derrotero de lo que será la lucha por el control del partido.

Y es que, el alcalde electo de Puebla hizo especial énfasis en dos situaciones “unidad y libertad”, ya que en la actualidad nadie puede negar que el panismo local está secuestrado por los morenovallistas, quienes han provocado su división interna.

Si bien, Augusta Díaz no la tendrá nada fácil en la elección interna por las marrullerías y cochinadas que tanto le gustan a Genoveva Huerta, su candidatura luce fuerte e invencible por todos los aliados que ha logrado sumar a su proyecto y que en números representan a la mayoría del padrón albiazul.

Con Lalo Rivera y Mundo Tlatehui de su lado, Díaz de Rivera prácticamente tiene asegurado el triunfo en la elección interna del 14 de noviembre.

Además, la regidora con licencia ya amarró los apoyos de Ana Teresa Aranda, Paco Fraile, Humberto Aguilar Coronado, Mario y Susana Riestra, Jesús Zaldivar y Rafael Micalco.

El panismo puro ya cerró filas contra Genoveva y los huérfanos de Moreno Valle.

La guerra civil del panismo poblano ya dio inicio.

¿El proceso de renovación que tan afectado dejará a Acción Nacional rumbo al 2024?

¿Estamos en la antesala de la extinción de los poco que queda del morenovallismo?

Todo se define en un mes.

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