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La extinción de los ‘pluris’, el nepotismo y la reelección

A los mexicanos nos cuestan más de siete mil millones de pesos los 200 diputados federales ‘pluris’ por los otros años que duran sus cargos; mientras que los 68 senadores que no fueron votados en las urnas nos cuestan 12 mil 518 millones de pesos por sexenio.
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Un oscuro panorama les depara a todas y todos aquellos que han encontrado en la administración pública y en el erario su única forma para vivir y para generar ingresos luego de la presentación de los “100 pasos para construir a México”, que la presidenta Claudia Sheinbaum hizo desde el zócalo de la Ciudad de México.

El plan de nación Sheinbaum Pardo, que incluye otra reforma electoral bastante profunda, cayó como un baldazo de agua fría en personajes como Ignacio Mier, Claudia Rivera Vivanco, Tony Gali y muchos otros más que llevan años beneficiándose de los puestos de representación proporcional, del nepotismo y de la reelección, que en nada benefició –y mucho perjudicó– a la democracia en el país.

Y es que, la presidenta de la República detalló que en su derrotero está la derogación de la reelección de diputados locales y federales, senadores y alcaldes, además de la eliminación de las 200 curules en San Lázaro y los 64 escaños en la Cámara alta de representación proporcional, además de la prohibición de que presidentes municipales, senadores ni diputados puedan suceder a un familiar directo en los cargos de elección popular.

La Doctora Claudia atendió el reclamo popular de acabar con la innecesaria robustez del sistema político mexicano, de la deplorable práctica de las “juanitas” y los “juanitos”, del cacicazgo y la inútil reelección de los representantes populares.

En Puebla tenemos los ejemplos perfectos de los males que hoy la presidenta busca erradicar.

Sin ganar un solo voto en las calles y gracias a la genuflexión mostrada hacia Mario Delgado y Adán Augusto López, Ignacio Mier vivió de nuestros impuestos los últimos seis años al conseguir una diputación federal ‘pluri’ en el 2018 y reelegirse –sin ningún mérito visible ni trabajo hecho a favor de los poblanos– por otros tres años más por la misma vía.

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No solo eso, Mier Velazco, a quien la mentira de ser “el legislador más cercano a AMLO” no solo le costó muy caro, sino que, también lo vetó de cualquier vínculo con el equipo de Sheinbaum Pardo, es la viva imagen de lo que el nepotismo puede lograr.

En el último sexenio, los poblanos tuvimos que mantener con nuestros impuestos a los dos hijos mayores de Nachito, Daniela y Carlos Ignacio, a quienes su papá los logró imponer, gracias a la complacencia de Mario Delgado, en una diputación plurinominal en el Congreso del estado y en la alcaldía de Tecamachalco.

Además, Mier hizo suplente por el Distrito 13 federal, con cabecera en Atlixco, a su sobrino Moisés Arturo Villaverde Mier, alias “El Moi”.

La extinción de los ‘pluris’, el nepotismo y la reelección
La extinción de los pluris, el nepotismo y la reelección

A Nachito Mier se le acabó la fiesta y su parentela deberá buscar otra forma de generar ingresos que no sea del presupuesto del país ni de Puebla.

Así como los Mier también están los Gali y los Vivanco, que han logrado amarrar para sus hijos, parejas y familiares puestos por la vía de la representación proporcional y por mayoría relativa en los últimos años.

La reforma electoral que Claudia Sheinbaum pronto enviará al Congreso de la Unión entrará en vigor para el 2030, pero su aplicación en Morena y sus partidos aliados será para los comicios del 2027, así que todos los que ya soñaban con reelegirse, se pueden ir olvidando de sus aventuradas pretensiones.

A los mexicanos nos cuestan más de siete mil millones de pesos los 200 diputados federales ‘pluris’ por los otros años que duran sus cargos; mientras que los 68 senadores que no fueron votados en las urnas nos cuestan 12 mil 518 millones de pesos por sexenio.

En las pasadas elecciones del 2 de junio, una decena de alcaldes logaron repetir en el poder a través de algún familiar directo.

Casos como los de Lupita Cuaulte y Edmundo Tlatehui, en San Andrés Cholula; Beatriz Sánchez y José Luis Márquez, en Zacatlán; José Severiano y Mario de la Rosa, en Amozoc; y de María Guadalupe Martínez y José Alejandro Martínez, en Quecholac, fueron de los más vergonzosos y visibles de lo que la ambición y adicción al poder puede lograr.

Además, fueron 39 de los 97 alcaldes que buscaron la reelección en los pasados comicios lograron repetir en el cargo hasta el 2027.

Todos ellos se pueden decirle adiós a los que se imaginan como sus cotos de poder.

El final de los cacicazgos y el nepotismo será una de las principales huellas que dejará Claudia Sheinbaum como legado para México.

¿Querían que la presidenta mostrara personalidad y un sello propio para gobernar?

Tengan para que se entretengan.

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