La elección presidencial del 2024 y los nuevos comicios locales en los que se renovarán el mismo número de gubernaturas no serán, ni cerca, un día de campo para Morena y para el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Sí, hoy hay fiesta en Palacio Nacional y en la casa de la 4T tras el veredicto que llegó desde Nueva York en contra de Genaro García Luna por los cargos de participar en una empresa criminal continua, conspiración internacional para la distribución de cocaína, conspiración de distribución y posesión de cocaína, conspiración de importación de cocaína y por dar una declaración falsa ante la autoridad migratoria.
Claro que el PAN se verá afectado por la imputación en contra de la mano derecha y gran operador en materia de seguridad del expresidente Felipe Calderón, pero tampoco es obligatorio que esto cambie el ánimo del electorado que está inconforme con López Obrador y que en las próximas elecciones hará un fuerte voto de castigo.
Bien dicen los analistas políticos que la mayoría de los mexicanos vota “con una mano en el bolsillo”, es decir, la economía pesa, y mucho, a la hora de marcar las boletas electorales.
En poco menos de dos años, el gobierno federal no tiene el antídoto necesario para revertir la crisis económica que millones de mexicanos ya venían padeciendo y que se encrudeció con la llegada del Covid-19.
La marcha ciudadana para defender al INE del próximo domingo será sintomática, de nueva cuenta, para medir el desánimo que los mexicanos sienten hacia su presidente.
Retomo el inicio de esta entrega.
Se equivocan todos aquellos quienes piensan que Morena arrasará otra vez las elecciones federales y locales del 2024 como sucedió seis años con AMLO a la cabeza del tsunami que arrasó en todo el país.
La marca morenista, hoy por hoy, ya no garantiza los triunfos en las urnas.
Al menos no en Puebla.
Los históricos de las últimas elecciones, eso que se conoce como datos duros, muestran que los bonos del Movimiento Regeneración Nacional vienen a la baja desde el 2019.
Los comicios extraordinarios de dicho año fueron la primera llamada de atención para el morenismo poblano, pues al inicio del proceso se planteó que Miguel Barbosa arrasaría por doble digito la contienda contra Enrique Cárdenas, sin embargo, el pésimo inicio de los gobiernos municipales presididos por el partido lopezobradorista en la capital y la zona metropolitana, sumado al voto en contra de López Obrador, afectaron al exabanderado marrón a tal grado de que ganó por un margen menor a lo pronosticado.
La elección intermedia del 2021 confirmó lo visto dos años antes: Morena arrancó en la mayoría de las alcaldías y los distritos locales y federales arriba, pero el bloque opositor conformado por el PAN, PRI y PRD lograron ganar las presidencias municipales de la Angelópolis y la zona conurbada, ya que la participación ciudadana rebasó el 55%, lo que rompió todas las estrategias políticas basadas en estructuras territoriales y de movilización.
A pesar de ser una elección intermedia, las cuales de manera general no alcanzaba el 45% de participación, los poblanos salieron a las calles para votar en contra de Morena y del presidente de la República.
Puebla, históricamente, siempre ha tenido un voto alto de castigo en contra del titular del Ejecutivo federal, sea cual sea, el nombre o el partido.
El 2024 luce para ser similar o peor.
Las evidencias están a la vista de todos y son números fríos y comprobables.
Morena corre un gran riesgo de perder la próxima elección al gobierno del estado si no elige bien a su candidato y opta por la imposición desde la Ciudad de México.
Una ruta que sería un verdadero despropósito y un suicidio para la 4T poblana.
La encuesta más reciente publicada por la certera firma Campaing and Elections confirma que si bien Morena conserva su lugar como el partido preferente entre el electorado de Puebla (escenario que también se repitió en el 2021), en el cruce contra el único candidato competitivo con el que cuenta el PAN, Eduardo Rivera, arranca en empate técnico o inclusive debajo del alcalde de Puebla capital.
¿Cómo se puede explicar este fenómeno?
La lectura consultada por este reportero con diferentes encuestadores y analistas políticas coincide en que Rivera Pérez está capitalizando el voto de castigo contra el lopezobradorismo y Morena, además de que una imposición en el Movimiento Regeneración Nacional sería un suicidio.
Sí, por duro que se escuche, imponer a Ignacio Mier Velazco como abanderado de Morena en Puebla sería el acabose para la 4T en la aldea y un verdadero suicidio electoral.
El expriista no ha logrado crecer en conocimiento, intención al voto, honestidad y trabajo a favor de las mujeres –principales rubros que mide Morena en sus encuestas–, a pesar de todas sus campañas de aire, tierra y los multiples destapes fallidos que lleva el expriista.
Nacho Mier no levanta ni con grúa.
Ni congregando a todo el morenovallismo y el marinismo, Moisés Ignacio luce como un aspirante competitivo, al decir de los datos del estudio demoscópico levantado en febrero por la firma del veraz Alejandro Rodríguez.
La encuesta de C&E también muestra un llamativo crecimiento de Olivia Salomón como una opción fuerte para plantarle cara a Lalo Rivera. También, ya exhibe que Julio Huerta está apretando en conocimiento entre los poblanos tras convertirse en el aspirante emergente del barbosismo.
#MiercolesDeCeniza | Bastante reveladora la de encuesta de febrero de @CE_Mexico:
— Gerardo Ruiz (@GerardoRuizInc) February 22, 2023
En la interna de @MorenaSi_Puebla la tendencia es así:@armentapuebla_, sigue siendo el más conocido@OliviaSalomonV, crece y crece@NachoMierV, apuesta a la imposición@juliomiguelhg, aprieta pic.twitter.com/hdH6vqd6Vk
La estrategia de colocar en el colectivo poblano a Huerta Gómez y la plataforma natural que da la Segob está rindiendo los frutos esperados, al igual que la alianza política/electoral con el gobernador Sergio Salomón Céspedes, quien también trae su propia ruta con miras al 2030.
La latente imposición en Puebla puede ser una pesada losa para Morena en Puebla.
De por sí, la sucesión presidencial y estatal serán bastante cerradas y difíciles para la 4T para todavía darse el lujo de inventarse a un candidato sin alguna posibilidad de triunfo.
En otras palabras: colocar a un perfil perdedor en el 2024 sería un suicidio para el Movimiento lopezobradorista en la entidad.
Sí, Morena ya no gana con cualquier candidato.
O que muestren ya sus propias encuestas.