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«Narcoviolencia y la Guardia Nacional»

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Los incendios y asesinatos a mansalva, cometidos la semana pasada en el norte del país reflejan claramente lo que se ha escrito durante meses en este espacio.

La violencia incontenida que día con día escala en México es el resultado de la acción directa del crimen organizado, que hoy se ocupa no sólo de distribuir y comercializar con drogas, sino que ha hecho de otras actividades como el cobro de derecho de piso, uno de sus negocios más pingües.

Ante esta situación, parece sembrado el panorama para que el presidente López Obrador justifique el entregar el mando de la Guardia Nacional a la SEDENA: ¿quién podría oponerse que sólo con un ejército se puede combatir a otro?

Hoy por hoy, a los mexicanos nos queda claro: la mafia de nuestro país es uno de los grupos criminales más poderosos y violentos, su acción se encuentra sumamente institucionalizada y, por medio de la fuerza bruta, han establecido de facto impuestos especiales como lo es el susodicho cobro de derecho de piso.

Hay varias hipótesis que podrían explicar la razón del por qué, durante cuatro días de la semana pasada, ciudades como Irapuato, Juárez, Tijuana o Ixtlahuacán, se vieron incendiadas y asediadas por el narcoterrorismo. Una de ellas es la irrupción -accidental, dicen -de las fuerzas armadas en sendas reuniones de líderes criminales.

La otra tiene que ver con el decomiso histórico de más de 800 mil pastillas de fentanilo en Sonora, así como casi mil 500 gramos de metanfetamina, lo que representó un golpe multimillonario para el narcotráfico.

La metanfetamina es el precursor principal del cristal, una de las drogas más adictivas y socorridas actualmente en el mercado, por lo que como se ha escrito también aquí, decomisar tal cantidad de esa sustancia, significa hacer perder a los cárteles una buena cantidad de dinero que ya tenían calculado.

El fentanilo por otra parte, es la droga que actualmente tiene en jaque a los Estados Unidos, cuyo mercado de consumidores representan el grupo objetivo más grande del mundo actualmente.

Queda visto que a los grupos criminales les importa muy poco cuando detienen a uno de sus comandantes, pero en cambio, les irrita sobremanera cuando les decomisan su mercancía, pues esto se traduce en los hechos en pérdidas económicas incuantificables.

Sin embargo me atrevo a vaticinar que aun cuando la Guardia Nacional pase a formar parte de la SEDENA (lo cual ya ocurre de facto), la violencia en México no disminuirá en los años venideros.

La única solución, como se ha escrito, es prevenir el consumo cada vez mayor de sustancias psicotrópicas, atacar las causas que las provocan -lo cual no tiene que ver nada con la pobreza, pero sí con la salud mental y emocional -, y sobre todo, cambiar la política de drogas que desde hace más de cuarenta años nos impuso Estados Unidos.

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