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Los onerosos intereses políticos que el PAN sigue pagando por la gestión de Genoveva Huerta

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Una frase que encaja perfecto para esta entrega es “odio decir te lo dije, pero te lo dije”.

Miguel Barbosa describía a Fernando Manzanilla como un “perverso pulpo” cuyos tentáculos alcanzaban a todo tipo de personajes de medio pelo y a diferentes partidos políticos de la chiquillada en Puebla, como Compromiso por Puebla, Movimiento Ciudadano y el dos veces extinto Partido Encuentro Solidario, antes Encuentro Social.

Sí, Manzanilla Prieto, gran heredero de todo el pragmatismo morenovallista, es un oscuro personaje que no sabe hacer otra cosa más que vivir de la política y de los cargos públicos.

El tres veces exsecretario de Gobernación –inusual récord que le pertenece únicamente al excuñado de Rafael Moreno Valle– es más bien un virus que contagia todo lo que toca a su paso.

No solo eso, Fernando Manzanilla también es poseedor de una particular e inagotable habilidad para autosabotearse, pues es el único perfil que ha ostentado en tres administraciones diferentes la Segob y ser, en su momento, la continuidad de dos proyectos transexenal diferentes y no haberlo logrado por su soberbia y poca disciplina política.

Manzanilla es esa persona que siempre repite su misma historia.

El exdiputado federal comete una y otra vez sus mismos errores.

Ahora, Manzanilla Prieto busca una nueva oportunidad para redimirse en el barco de Ignacio Mier, quien ya lo nombró –de facto– como su coordinador general de precampaña para ser el responsable de llevar a la nave del expriista al puerto soñado en el 2024.

Tras su destierro del morenovallismo, Fernando no ha tenido ninguna elección ganada que pueda presumir. La última fue aquella del 2013 cuando como coordinador de Tony Gali, hoy también aliado de Mier Velazco, logró la victoria en los comicios intermedios de ese año para llegar a la postre a la presidencia del Ayuntamiento de Puebla.

A diez años de distancia y en las memorias, Manzanilla carga en sus espaldas la fraudulenta derrota del 2018 cuando fue coordinador de Barbosa Huerta en dicho proceso robado por los Moreno Valle; el fracaso de Enrique Cárdenas en la extraordinaria del 2019; la doble pérdida del registro del PES y el ridículo de su abanderado en la capital, Alfredo Victoria; la derrota de las reeleccionistas Claudia Rivera y Genoveva Huerta en el 2021 y la doble caída de sus alfiles que buscaron bloquear la llegada y la permanencia de Jesús Zaldivar al frente del Comité Directivo Municipal del PAN en la capital.

Algo está claro: Fernando Manzanilla solo dio resultados cuando poseía la estructura del gobierno a su favor y los recursos públicos de este.

Sin ellos, “Tigre Blanco” es un político más, quien vive de una leyenda urbana que se creó en torno a su figura.

En 15 años, Fernando, por su propia cuenta y subido en la ola de Andrés Manuel López Obrador, esa que hizo ganar a cualquier hijo de vecina, solo ha logrado una curul en San Lázaro.

El dato no es menor.

Para nadie es un secreto, ahora más que nunca, que Manzanilla intentó apoderarse del panismo poblano para trazar una ruta que lo llevase de regreso al poder en el 2024.

En este mismo espacio dimos cuenta de ello.

Otros periodistas como Ricardo Morales, Arturo Luna y Fermín García documentaron, y de sobra, la intromisión de Fernando en el Partido Acción Nacional durante la gestión de Genoveva Huerta como lideresa estatal del albiazul.

Desde hace dos años, este reportero dio cuentas de la alianza tripartita entre Nacho Mier, Manzanilla y Genoveva Huerta para dinamitar a Eduardo Rivera como candidato del PAN a la alcaldía de la Angelópolis para frenar así el proyecto más solido con el que cuenta el albiazul en la próxima sucesión ya en marcha.

Con la victoria de Lalo Rivera ese plan colpasó.

Hoy, esa alianza es más visible y notoria que nunca.

La adhesión de Jacobo Ordaz Moreno, Juan Manuel Colín García y Baraquiel Calva Limón, cuadros identificados plenamente con Manzanilla y Gali, a la precampaña de Ignacio Mier no es más que la comprobación del daño que la dirigencia de Huerta Villegas le hizo a Acción Nacional.

Estos tres personajes, quienes ya se dejaron ver en mítines y reuniones de Mier Velazco, no son los únicos “panistas” que ya operan a favor del coordinador de los diputados de Morena en la Cámara de Diputados, pues existe otros operadores de tierra de tercer nivel y hasta una fugaz exfuncionaria de la administración de 10 días de Martha Erika Alonso, que también ya están sumados al exlíder estatal del PRI.

¿Cuántas veces Genoveva Huerta renegó de su alianza con Fernando Manzanilla y de la injerencia de este en el PAN?

¿Con qué cara la diputada federal busca engañar a Lalo Rivera como su aliada cuando su verdadero candidato es Nacho Mier?

La única buena noticia para Rivera Pérez es que las máscaras poco a poco se van cayendo.

Son onerosos e incalculables los intereses políticos que el PAN sigue pagando por la gestión de la “Jefa Geno”.

Odio decir te lo dije, pero ¡TE LO DIJE!

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