Se equivocan quienes quieren a ver a la estructura barbosista como muerta o terminada.
El barbosismo, es cierto, perdió a su líder moral y político, pero aún siguen controlando el poder en Puebla y cuentan con tres excelentes perfiles que pueden llenar los zapatos que dejó Miguel Barbosa, en las figuras de Sergio Salomón Céspedes, Olivia Salomón y Julio Huerta.
Cierto también es que la empresa para nada es fácil.
Miguel Barbosa era el gran operador político y sobre quien recaía las alianzas y rutas trazadas para el 2024.
Resulta también poco creíble pensar que el exgobernador no tenía un plan ya estructurado en caso de que su estado de salud se complicara, el cual se tenía que echar a andar si su ausencia se concretase.
El barbosismo tiene que retomar el paso.
Eso es indispensable.
Y es que, las aves carroñeras olvidan que la clase política que comandó Miguel Barbosa fue la única capaz de derrotar en todo su apogeo y ejerciendo el poder al morenovallismo, el cual era una maquinaria electoral perfecta que arrasó en todas las campañas en las que compitió a tal grado de reducir a casi ruinas al PRI y al resto de sus rivales en turno hasta que se enfrentó en contra del equipo del exmandatario.
Barbosa Huerta junto con todo su equipo se enfrentaron y derrotaron a Rafael Moreno Valle y a sus huestes en el 2016, 2018 y 2021.
Desde que el siniestro Moreno Valle arribó al poder en Puebla, nadie logró, siquiera, hacerlo tambalear hasta que Barbosa hizo caer a aquel gigante con pies de barro.
Tras el duelo, el grupo que ahora tiene en Céspedes Peregrina a su nuevo líder tendrá que continuar con el derrotero que hasta inicios de diciembre del año pasado estaba bien trazado y en marcha.
Sí, ahora el capitán ya no está en el timón, pero el objetivo sigue siendo el mismo.
La continuidad del proyecto que Miguel Barbosa inició en agosto de 2019.
Las condiciones están puestas para que así suceda.
Por eso es por lo que a los impresentables y poco competitivos Ignacio Mier y Alejandro Armenta les urge propagar la versión sobre que el barbosismo está muerto y sin posibilidades de hacerse la candidatura de Morena en el 2024.
Nada más alejado de la realidad.
Tan solo basta recordar que el barbosismo controla al Comité Estatal, al Consejo Político y a la mayoría de los alcaldes lopezobradoristas y de otros partidos que han venido operando para los intereses de Casa Aguayo.
No resulta ninguna casualidad que el gobernador Sergio Salomón retomó este fin de semana las reuniones al interior del estado con las militancias de Morena, PT y Verde Ecologista, los partidos aliados en el 2021 que controlan el Congreso local y la mayoría de los ayuntamientos en el interior de la entidad.
Tampoco es fortuito que el mandatario poblano se haya hecho acompañar en estas giras de Julio Huerta, quien, en una entrega anterior, mencioné que puede ser el aspirante emergente para abanderar a Morena al ser el preferido de los ediles del estado y al ya no contar con el veto de Miguel Barbosa por su parentesco familiar.
Un último dato que no puede pasarse por alto fue el reconocimiento público que Céspedes le hizo a Olivia Salomón por su extraordinario trabajo al frente de la Secretaría de Economía y a favor de todas las regiones de Puebla.
Las señales son claras.
El barbosismo se está reactivando.
La próxima elección necesita estructura y trabajo comprobado no improvisaciones y falsedades.
Quienes crean que en la carrera por la candidatura de Morena para el 2024 solo se mantienen Mier y Armenta que lo piensen dos veces.
Nada está escrito aún.