En un fatídico suceso que ha conmocionado al mundo, una embarcación pesquera con destino a las costas de Italia se hundió y desató una tragedia en el Mediterráneo el pasado 13 de junio de este año.
Según informes provenientes de Grecia, se estima que alrededor de 500 personas se encuentran desaparecidas, convirtiendo este naufragio en uno de los peores registrados en la región. Este suceso ha puesto en el centro de la atención a la Unión Europea, generando cuestionamientos sobre la respuesta de las autoridades y la falta de ayuda para esta embarcación.
La repetición de estos trágicos casos de naufragios en el Mediterráneo ha dejado imágenes impactantes y dolorosas en la memoria colectiva, como la trágica muerte del pequeño Aylan Kurdi en las playas de Turquía. Además, se ha denunciado la falta de apoyo por parte de las autoridades en la búsqueda y rescate de estas embarcaciones.
La atención mediática se ha desviado hacia otros eventos, como la desaparición del submarino Titán, cuya tripulación estaba compuesta por personas adineradas, y la capacidad de respuesta y recursos destinados a su rescate.
Este naufragio en el Mediterráneo dejó al descubierto una vez más las dolorosas realidades que enfrentan los migrantes en su búsqueda desesperada por una vida mejor. La embarcación pesquera llevaba a bordo entre 600 y 750 personas, incluyendo migrantes y solicitantes de refugio de Asia y África, quienes buscaban una oportunidad de vida en la Unión Europea.
A medida que pasan los días, se van revelando más detalles sobre esta tragedia en el Mediterráneo, lo que ha generado críticas hacia Grecia, la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas, y el conjunto de la Unión Europea.
Uno de los principales cuestionamientos se refiere a la falta de transparencia tanto por parte del gobierno griego como de la Agencia Europea. La primera gran pregunta surge en relación con el contacto que tuvieron los guardias costeros griegos con la embarcación. A pesar de reconocerla, ¿por qué no se brindó la ayuda necesaria? Según el gobierno griego, la Guardia Costera se acercó a la embarcación y ofreció su ayuda, pero esta habría sido rechazada por la tripulación, que supuestamente tenía como objetivo llegar a las costas de Italia.
Otro punto de controversia surge a raíz de un video que muestra los momentos más críticos de la crisis en la embarcación y testimonios que sugieren que se lanzó un cabo desde la Guardia Costera griega, lo cual habría ocasionado el colapso y posterior hundimiento del pesquero. Además, se desconoce el número exacto de personas que iban a bordo de la embarcación. Hasta el momento, se estima que se han rescatado alrededor de 100 personas y se reportan casi 80 víctimas fatales.
La falta de respuesta y apoyo por parte de la Unión Europea generó un escándalo. Mientras que Grecia fue el único país que respondió de manera activa con una patrulla de guardacostas, un buque de la Marina y tres helicópteros durante los intensos tres días de búsqueda, se cuestiona dónde quedó la ayuda del resto de la comunidad europea frente a una catástrofe de tal magnitud en el mar Mediterráneo.
Esta situación contrasta notoriamente con el rescate del submarino Titán, que descendió en el Atlántico en una travesía recreativa hacia el lugar donde yace el Titanic. Mientras un grupo de personas con recursos abundantes emprendió un viaje con una logística y recursos cuestionables, en el otro lado del mundo los gobiernos ignoraron lo que sucedía con los migrantes que naufragaron en busca de una vida mejor, escapando de la violencia y la pobreza en sus regiones de origen. Únicamente Grecia, con sus irregularidades, brindó ayuda en los momentos críticos del rescate.
Con información de Sopitas
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Fotos: El País
