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Genoveva Huerta, polvos de aquellos lodos

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La derrota del 15 de noviembre del 2021 será el punto de quiebra de Genoveva Huerta, la ex lideresa del PAN que pudo reconstruir al partido albiazul después de la muerte de los Moreno Valle, pero que desperdició esa gran oportunidad por sus fobias personales y sus ambiciones desmedidas de poder.

Desde que Eduardo Rivera se convirtió en su verdugo tras derrotarla tres veces consecutivas en menos de dos años al ganarle el Comité Directivo Municipal panista en la capital, la candidatura a la alcaldía de Puebla y arrebatarle la dirigencia estatal, Huerta Villegas viene dando tumbos tras tumbos sin poder recomponer el camino.

Genoveva ha llevado su odio hacia al alcalde de Puebla y hacia su grupo político a un nuevo nivel.

Ya no solo se trata de un asunto dirimido en los tribunales electorales federales, ahora la exlideresa panista ha quemado naves a tal grado de dinamitar su relación con Marko Cortés, su único vínculo con la cúpula nacional del PAN y quien la había apadrinado a tal grado de solapar el fraude de entregarle una curul plurinominal en San Lázaro reservada para una persona con orígenes indígenas.

Y es que, la “Jefa Geno”, como le gusta a la diputada federal que le sigan llamando, está empecinada en boicotear y conspirar en contra de su propio partido y en atacar al perfil más consolidado con el que cuenta rumbo al 2024 todo porque desde su gestión al frente del CDE no supo entender los nuevos tiempos políticos ni salirse de su burbuja ni emanciparse de personajes como Fernando Manzanilla o Eduardo Alcántara, quienes la utilizaron para sus fines personales y con intereses meramente económicos.

Abnegada a dejar ir al morenovallismo, Genoveva Huerta se dejó arropar por la peor calaña de personajes que se formaron en el oscuro régimen de Rafael Moreno Valle y prefiero mantener con vida a ese grupúsculo que demostraron que sin el priista no son más que un cero a la izquierda.

Desde su caja de cristal, la oriunda de Zapotitlán Salinas o de San Pablo Xochimehuacan (misterio que aún no se resuelve) ha tomado las peores decisiones en detrimento de su carrera política, que en algún momento despegó a tal grado de posicionarla como la única militante panista con tamaños suficientes para pelear por el Charlie Hall en las pasadas elecciones intermedias del 2021, pero que terminó por colisionarse ante su soberbia y falta de palabra.

Luego de la visita de Cortés Mendoza a Puebla para respaldar a Augusta Díaz de Rivera como la nueva presidenta del panismo en el estado, Genoveva Huerta dejó claro que la disciplina partidista, esa que en algún momento fue vista como sumisión en el morenovallismo, no es uno de sus fuertes.

El berrinche de Huerta Villegas de organizar una reunión con su débil estructura, la cual no pudo retener el Comité Estatal en la más reciente interna, con la secretaria general del CEN Cecilia Patrón una vez que Marko Cortés dejó tierras poblanas demostró que la supuesta relación y favoritísimo del líder de Acción Nacional solo fue un mito que la morenovallista logró vender muy bien en la aldea.

Desde hace mucho, el presidente de Acción Nacional dejó a su suerte a “La Jefa Geno” al comprobar que es un verdadero peligro para su partido en Puebla y para el proyecto de recuperar el poder en la entidad en el 2024.

El mensaje mandado por Genoveva Huerta y que tuvo como principal receptor a Marko Cortés demuestra también el nerviosismo y las nulas posibilidades que tiene la legisladora de que los magistrados del TEPJF tumben a Díaz de Rivera y a Marcos Castro de la dirigencia del PAN en Puebla.

Genoveva saltó al vacío.

No sería nada sorprendente que, en los próximos días, Cortés Mendoza deponga a Huerta Villegas como vicecoordinadora del grupo parlamentario del PAN en la Cámara de Diputados o que dé vía libre a las investigaciones que la actual dirigencia estatal del partido está haciendo en su contra por el desvío de millones de pesos de las prerrogativas del instituto, como ya fue documentado por diferentes medios de comunicación.

Tampoco sería de extrañarse que Marko Cortés reconozca que Genoveva Huerta, en efecto, mintió y falseó información para adueñarse de la diputación plurinominal para algún militante del PAN con ascendencia indígena.

Y todo por las fobias de la ex lideresa panista.

¿Hasta dónde llegarán los arrebatos de “La Jefa Geno”?

Algo hay que reconocerle, sus posturas, por descabelladas y temerarias que parezcan, son firmes.

Lástima que su pasado a las órdenes del morenovallismo le quitaron, como al resto de sus marginales y radicales seguidores, toda la calidad moral.

Bien dice el refrán español: de aquellos polvos, estos lodos.

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